Los exportadores de frutas, hortalizas, carne y pescado hablan de “varapalo” al referirse al veto de Rusia a la entrada de alimentos comunitarios, que el 7 de agosto cumple tres años y que para el ICEX marcará un antes y un después, sobre todo para el sector hortofrutícola, uno de los más afectados.
La geopolítica ha tocado de lleno en el negocio alimentario español si se analizan las repercusiones de la prohibición que el 7 de agosto de 2014 aprobó el Gobierno de Vladimir Putin a la entrada de productos frescos comunitarios como respuesta a las sanciones por sus actuaciones en Ucrania.
El Instituto de Comercio Exterior (ICEX), en un informe en el que analiza el efecto de las sanciones rusas en la exportación agroalimentaria española, concluye que si se finalizara el veto, los países afectados “difícilmente podrían recuperar las cuotas de participación que venían manteniendo”.
Sí mantendrían su potencial en el caso de quesos, embutidos y frescos, aunque “los volúmenes de demanda quedarían circunscritos a un mercado étnico y al segmento alto”, señala.
La evolución
En 2012, España era el tercer proveedor de Rusia de fruta (335 millones de euros), el sexto de carne (268,7 millones de euros) y el sexto de verduras y hortalizas (133,7 millones).
El ICEX cifra en 785 millones de euros la caída de las exportaciones agroalimentarias por el impacto de las sanciones rusas solo en 2015 respecto a 2012.
Tras el veto y los primeros episodios de desabastecimiento en 2014, la Federación de Rusia propuso un “plan de autosuficiencia alimentaria” para conseguir en 2020 que el 100 % de los lácteos, cárnicos y hortalizas consumidos se produzcan en el país; para las frutas, el país cuenta con nuevos proveedores de América y África.
El sector hortícola sigue preocupado
Por ahora continúan las renovaciones de las sanciones de la Unión Europea (UE) y del veto ruso y, mientras que en España los sectores cárnico, lácteo y pesquero están afianzando nuevos mercados, el hortofrutícola opina que “no hay alternativas de la dimensión, facilidad logística y diversidad equiparables a Rusia”.
Así lo asegura el director de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (Fepex), José María Pozancos, para quien, si bien se han abierto nuevos mercados, se trata de “países lejanos y con grandes dificultades logísticas”.
Además, el “perjuicio global del veto en el sector también “genera una presión muy fuerte sobre los precios del conjunto del mercado de la UE”, que tiene que absorber gran parte de los envíos que antes llegaban a Rusia, el país no comunitario con mayor demanda de frutas y verduras españolas hasta agosto de 2014, añade.
Medidas excepcionales
A estas perturbaciones en el mercado hay que sumar que las medidas excepcionales aprobadas por Bruselas para compensar el efecto del veto en el sector se han recortado año tras año.
En el último paquete de medidas excepcionales (Reglamento UE 2017/1165), que entró en vigor el pasado 1 de julio, se han recortado las toneladas y los productos que pueden acogerse a las ayudas a la retirada del mercado (coliflor, tomate, zanahoria, col, pimiento dulce, brócoli, pepino, uvas de mesa, kiwis y bayas).
La factura de estas compensaciones es abultada, ya que solo para las frutas y hortalizas la Comisión Europea cifra en 442 millones de euros el coste de la retirada de un total de 1,6 millones toneladas desde 2014 hasta el mes de abril de 2017.
Fuente: EFEAGRO.