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“La autoridad fitosanitaria europea tiene abandonado al sector primario”

Aunque, durante los últimos años, el sector de la patata se ha estructurado con una producción mayoritariamente bajo contrato y con una segmentación más avanzada, sigue estando desamparado ante la falta de fitosanitarios y la amenaza que representan las importaciones de Egipto
MEIJER-PATATA

Javier Boceta, director general de Meijer en España, advierte que la patata se cultiva en condiciones cada vez más difíciles debido a la escasez de productos fitosanitarios. La eliminación de insecticidas clave ha generado problemas severos, especialmente con el gusano de alambre y el pulgón, transmisor de virosis en la patata de siembra. «Nuestro sector no quiere ayudas, quiere herramientas para pelear», señala Boceta, criticando la falta de reacción de las autoridades europeas.

A pesar de todo se ha conseguido una gran estabilidad. La mayor parte de la producción de patata en zonas como Sevilla o Cartagena se realiza bajo contrato, lo que evita la volatilidad de precios y asegura una comercialización más organizada. Además, la segmentación de la patata en España ha avanzado significativamente, con variedades específicas para cada uso, como la patata para frito o la destinada a la industria del chip.

Importaciones egipcias: una amenaza comercial y sanitaria

Otra de las grandes preocupaciones radica en la entrada masiva de patata egipcia en el mercado europeo. Más allá del impacto en los precios, Boceta alerta sobre el riesgo sanitario que supone su importación, especialmente por la presencia de bacterias procedentes del riego del delta del Nilo. «Todo lo que se riega en esa zona tiene un riesgo tremendo», advierte, señalando que la Unión Europea permite la entrada de estas patatas en mercados clave como España, Alemania y otros países del norte de Europa.

El problema se agrava debido a la falta de controles uniformes. Mientras que en España los controles fitosanitarios son estrictos, en otros países de la UE como Italia los protocolos pueden ser más laxos, facilitando la entrada de lotes contaminados que luego circulan libremente por todo el continente.

El declive de la patata de siembra y el techo del verdete

Uno de los problemas más graves de los últimos años es la falta de agricultores dedicados a la producción de patata de siembra. La rentabilidad y seguridad que ofrece el cultivo de patata para la industria de las patatas fritas ha absorbido a muchos productores, dejando al sector de la semilla en una posición frágil. «Hay una guerra por conseguir productores de semilla», explica Boceta, quien advierte que algunas variedades están desapareciendo por su vulnerabilidad a los virus y la falta de insecticidas adecuados.

En cuanto al verdete, Boceta considera que ha tocado techo en España. Este segmento, que ha ido ganando popularidad en las últimas temporadas, enfrenta dificultades debido a su alto porcentaje de destrío y baja rentabilidad. «Algunos agricultores pueden ganar dinero, pero la mayoría lo pierde», afirma, señalando que el interés de los supermercados por el verdete ya ha empezado a disminuir.

Lady Jane, una variedad con futuro tras miles de cruces genéticos

A pesar de los desafíos que enfrenta el sector, Meijer continúa innovando con nuevas variedades de patata más resistentes y adaptadas a las necesidades del mercado. Un claro ejemplo es Lady Jane, una variedad que ha sido desarrollada a lo largo de varios años y que promete ser una alternativa sólida en el segmento de fritura.Javier Boceta

Esta variedad, que ha pasado por un riguroso proceso de selección, ofrece una excelente calidad culinaria, buena conservación y resistencia al mildiu, una de las principales amenazas para el cultivo de la patata. Además, su alto vigor la convierte en una opción atractiva para zonas como Cartagena y Sevilla, donde tradicionalmente se ha cultivado la variedad Agria, pero que ahora cuentan con una alternativa más resistente y productiva.

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El desarrollo de una nueva variedad de patata no es un proceso rápido ni sencillo. En Meijer se realizan 750.000 cruces genéticos al año, de los cuales, tras una década de selección, solo sobrevive una variedad –o, en muchos casos, ninguna– que cumpla con los estándares de calidad y resistencia. Y, aun cuando una variedad supera esta fase, deben pasar entre cinco y seis años adicionales de pruebas en distintos países para verificar su rendimiento real antes de su lanzamiento comercial.

«Lady Jane ha pasado todas las pruebas y estamos convencidos de que será una gran variedad», señala Boceta, destacando que en los próximos años tendrá una presencia creciente en el mercado español.

Producción sevillana

En términos de producción, la campaña de patata en Sevilla ha experimentado un aumento general del 12% con respecto al año anterior. Sin embargo, Boceta advierte que las lluvias registradas en marzo podrían reequilibrar las hectáreas efectivas de cultivo.

“El año pasado la campaña iba perfecta hasta que llegó una borrasca en Semana Santa y destrozó las plantas. Si este año ocurre algo similar en mayo, podría afectar la producción real que llegue al mercado. Sin ninguna duda, el precio y cantidad lo marcará la meteorología. Lo que esperamos es tener una buena calidad.” explica el directivo.

Un futuro con retos, pero con un sector más sólido

Pese a los desafíos, Boceta reconoce que el sector ha evolucionado positivamente en los últimos años. La clave está en que las autoridades europeas abandonen la «utopía» de las cláusulas espejo, que en la práctica no se aplican, y ofrezcan soluciones reales para que los agricultores puedan competir en igualdad de condiciones. «Si no tenemos herramientas para proteger nuestros cultivos, estamos haciendo un flaco favor a la agricultura europea», concluye.

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