Aunque tradicionalmente regiones como Alicante, Valencia o la Costa del Sol han liderado la producción nacional de palmeras ornamentales, la provincia de Almería ha ido ganando terreno en los últimos años, gracias a sus condiciones climáticas favorables, el desarrollo de una estructura agrícola moderna y la aplicación de técnicas avanzadas en viverismo. Así lo destaca Alberto Pascual, gerente de Viveros Medipalm, analizando el papel creciente de Almería en este segmento del sector ornamental.
La provincia cultiva una amplia variedad de especies adaptadas al clima mediterráneo. Además de las clásicas Phoenix canariensis y Washingtonia robusta, también destaca el Chamaerops humilis y su variedad ‘Vulcano’ por su rusticidad, así como especies de alto valor ornamental como Dypsis decaryi, Archontophoenix alexandrae, Syagrus romanzoffianum y Roystonea regia. Las palmeras azuladas, menos comunes pero muy demandadas, como la Butia capitata, Brahea armata y la Bismarckia nobilis están adquiriendo protagonismo por su singularidad en paisajismo.
La producción almeriense mantiene una actividad constante y en crecimiento, tanto en planta joven como en ejemplares formados. Una parte importante del volumen cultivado se destina a la exportación, con destino principal a países europeos como Francia, Italia, Portugal, Alemania y los Países Bajos. También se realizan operaciones puntuales con mercados del norte de Europa y países árabes, donde se valora especialmente la estética y el porte de determinadas especies. Estos mercados exigen una alta calidad, trazabilidad y sanidad vegetal, lo que ha llevado a los viveros almerienses a elevar sus estándares técnicos y organizativos.
Entre las ventajas competitivas de Almería frente a otras zonas destacan sus inviernos suaves, la baja humedad relativa y el elevado número de horas de sol, factores que permiten obtener plantas más compactas y resistentes. A ello se suma una mano de obra especializada y una alta capacidad de adaptación a las demandas del mercado, lo que ha posicionado a la provincia como un referente emergente en el sector.
Hasta una década de cultivo
El ciclo de vida de una palmera es largo y exigente. Desde la recolección y germinación de la semilla hasta la comercialización pueden pasar varios años, dependiendo de la especie y el formato. Mientras algunas variedades están listas para la venta en dos o tres años, otras requieren más de una década de formación. Este carácter de largo recorrido implica una planificación cuidadosa y conocimientos técnicos avanzados en todas las fases del cultivo.
En cuanto a sanidad vegetal, el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) sigue siendo la principal amenaza, especialmente para especies como la Phoenix canariensis. Para su control, los viveros aplican estrategias de manejo integrado, que combinan tratamientos fitosanitarios, técnicas de monitoreo y prácticas preventivas. Otras plagas como cochinillas o ácaros se controlan mediante intervenciones puntuales.
La sostenibilidad está cobrando relevancia en el modelo productivo. En el cultivo de palmeras, se prioriza el uso eficiente del agua, la implementación de controles biológicos y la reducción del uso de plásticos. Aunque el cliente aún valora principalmente el aspecto y la calidad de la planta, prácticas como el uso de plásticos reciclados o el ahorro hídrico comienzan a influir en la decisión de compra, especialmente en mercados europeos.
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El mercado de la palmera ornamental ha evolucionado en los últimos años. Si bien sigue existiendo demanda de ejemplares de gran porte, se observa una tendencia creciente hacia formatos más pequeños y especies menos comunes, que aporten valor ornamental y se adapten a espacios diversos. Esta diversificación obliga a los productores a anticiparse a las preferencias del consumidor y a ofrecer un catálogo más amplio y especializado.
De cara al futuro, el sector afronta retos importantes, entre ellos el alto coste y duración del ciclo productivo, la presión de las plagas y la competencia en precio. No obstante, “Plantaespaña confía en que la apuesta por la calidad, la diferenciación y la sostenibilidad permitirá mantener la competitividad y seguir posicionando a Almería como un actor relevante en el cultivo de palmeras ornamentales a nivel nacional e internacional”, según asegura Francisco Rubio, responsable de esta marca almeriense de calidad.