La compañía hibridadora española, con sedes en Huelva y Badajoz y con presencia comercial en Grecia, Marruecos, Egipto, México y Estados Unidos, ha irrumpido con un modelo de trabajo que apuesta por la innovación genética enfocada en responder a las necesidades reales de productores y mercados. Berries del Oeste ha desarrollado variedades rústicas, resistentes, basadas en la productividad, con frutas muy atractivas, larga vida útil y alto sabor.
Arwen y Áurea, las estrellas
La demanda del mercado británico, tradicionalmente exigente en términos de postcosecha, fue el punto de partida del trabajo de hibridación. “Queríamos fresas que llegasen al destino en perfecto estado, con el mismo color, brillo y sabor que tenían en campo”, apunta Aliseda. De este esfuerzo han nacido las dos primeras variedades comerciales: Arwen y Áurea.
Ambas se caracterizan por su larga vida útil, un atributo que supera cualquier estándar actual del mercado, y por su resistencia a botritis y a hongos como el oídio, lo que minimiza el uso de fitosanitarios y aporta seguridad en postcosecha, incluso en campañas húmedas, como la última. “Es importante apuntar que la fruta debe aguantar en las mejores condiciones en el canal comercial. Nuestras fresas nunca llegan con problemas a destino”, destaca el director técnico.
Eficiencia en campo
A diferencia de la mayoría de las variedades que concentran la fruta en picos productivos difíciles de gestionar, Arwen y Áurea ofrecen una producción continua y equilibrada durante todo el ciclo, siempre que no ocurra ningún evento climático severo, aunque después la planta volvería a su hábito normal. “No hay grandes picos de fruta, lo que evita tensiones en la mano de obra y permite estabilizar la oferta al mercado, reduciendo la presión en los días de sobreproducción”, indica Aliseda.
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La arquitectura de la planta refuerza esta eficiencia. Con pedúnculos largos y hojas abiertas, la recolección se simplifica. “Hemos seleccionado una planta que facilita el trabajo del agricultor y mejora los costes de recolección”.
Sostenibilidad y adaptación a nuevos escenarios
Otro de los puntos fuertes de las variedades de Berries del Oeste es su tolerancia a suelos no desinfectados, un aspecto crítico en un momento en el que el uso de productos químicos para la desinfección está cada vez más limitado. La experiencia en Grecia, donde estas variedades se mantienen productivas repitiendo en un mismo suelo durante cinco años sin pérdidas de rendimiento, ha demostrado su capacidad de adaptación y abre la puerta a un manejo más sostenible.
Además, estas fresas permiten alargar los intervalos de recolección hasta cinco o seis días sin que la fruta pierda calidad ni valor comercial. En este contexto, no solo se optimizan los recursos humanos, sino que también se obtienen frutos con mayor calibre y grados brix más altos, lo que se traduce en un producto final más atractivo y rentable, con más gramos por planta.
Consolidación en Huelva
El crecimiento de Berries del Oeste ha sido constante desde su llegada a Huelva, con un ritmo de ventas que prácticamente se duplica cada campaña. “Las empresas que prueban nuestras variedades repiten y aumentan superficie, porque comprueban que la rentabilidad final es mayor gracias a la combinación de resistencia, calidad y productividad”, asegura Aliseda.