El ajo pelado refrigerado transformó el uso profesional del ingrediente más universal de la cocina mediterránea. Su innovación permitió que restaurantes, distribuidores y operadores agroalimentarios accedieran a un producto natural, listo para emplear, homogéneo, seguro y con una vida útil muy larga.
El modelo de negocio se afianzó sobre una premisa clara: ahorrar tiempo al profesional sin sacrificar calidad. El ajo pelado refrigerado conserva su aroma fresco y sus propiedades, y evita la pérdida de desechos orgánicos asociados a la manipulación manual.
Los productos
Chemajos ha ampliado su portafolio con líneas que responden a distintos perfiles de producto y formatos: el ajo congelado, destinado a operadores que priorizan la vida útil prolongada y la estabilidad logística, permitiendo planificar compras sin riesgo de mermas y garantizar el suministro en temporadas de menor disponibilidad. La pasta de ajo, concebida para procesos industriales y semielaborados que requieren una integración inmediata en salsas, marinados o adobos. Su textura uniforme facilita dosificaciones precisas y procesos automatizados. Y el ajo en cubitos, pensado para restauración y fabricantes que necesitan cortes regulares de alto rendimiento. Este formato asegura uniformidad en cada preparación.
Cada familia de productos responde a un mismo principio: calidad estandarizada y trazabilidad, desde la selección del bulbo hasta la entrega del producto final. El control en origen, las temperaturas constantes y la transformación en ambientes higiénicos certificados con las normas internacionales de calidad permiten mantener la esencia del ajo fresco viable a gran escala.
Un ecosistema de formatos
La apuesta por la innovación no solo introdujo un nuevo estándar en el mercado europeo; también generó cultura de producto. La empresa ayudó a revalorizar el ajo procesado como ingrediente profesional y no como un sustituto menor del ajo tradicional. Su liderazgo ha impulsado a productores y transformadores a desarrollar soluciones más sofisticadas adaptadas a exigencias culinarias cada vez más técnicas.
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Hoy, el ajo pelado refrigerado —junto al congelado, la pasta y los cubitos— representa un ecosistema de formatos que facilita la planificación de compras, optimiza la mano de obra y eleva el nivel de eficiencia en todas las etapas de la cadena alimentaria






























































































