¿Cuál ha sido la dinámica del mercado este invierno? ¿Cómo la perciben?
En nuestra opinión los mercados están totalmente ralentizados y cuesta abajo. Los supermercados, en su gran mayoría, acuden directamente al campo y se están perdiendo una generación de fruteros nacionales que se jubilan sin relevo generacional. A ello hay que sumar que los almacenistas están cerrando por la alta presión de los hipermercados y las grandes cadenas. Mercamadrid está en caída libre.
El consumo de frutas y hortalizas sufre una bajada muy generalizada, ¿perciben este síntoma también en el mercado?
Sí, por supuesto, ya que en general la población tiene menos tiempo para consumir alimentos frescos y, sobre todo, tienen menos presupuesto para la cesta de la compra.
¿Cuál es el comportamiento de la campaña de lechuga?
No podemos hablar de una buena campaña porque ha estado marcada por el exceso de calor.
¿Qué previsiones tienen de la temporada de sandía en el Valle de Almanzora?
De nuevo, vamos a depender del tiempo y del agua disponible. Lo que no es bueno de ninguna manera es que una semana haga calor y la siguiente no. La demanda en destino también estará influenciada por la temperatura.
Mercamadrid es un mercado que mueve unos volúmenes extraordinarios. Desde su punto de vista, ¿qué facetas se podrían mejorar?
Mercamadrid mueve volúmenes muy importantes, pero, por otro lado, cada vez es menor el porcentaje de ese volumen que pasa por los puestos. El mercado se ha convertido en un punto de distribución para toda España, pero la venta real de Mercamadrid ha descendido y seguirá descendiendo si los que tienen que cuidar de él no lo hacen. Llegan camiones y se cargan y descargan dentro del mercado que no pasan por las manos de los fruteros.
Una faceta que es clave para la mejora del mercado es el cambio de horario. Esto afecta a todas las personas que trabajan en él. Hay incluso estudios que esperan ser publicados, que hablan de lo perjudicial que es trabajar en horario nocturno.
Igualmente es necesaria una gran inversión en nuevas infraestructuras más adaptadas a las necesidades actuales. La situación en la que nos encontramos es el resultado de muchos años de desidia y, sobre todo, consecuencia de la incertidumbre creada por el mercado y por el ayuntamiento por la falta de renovación de los acuerdos. Este problema sucede en Madrid, pero no en Barcelona, donde las licencias comerciales ya han sido renovadas hasta 2052.
En Madrid todo sigue parado y esto provoca que nuevas empresas miren hacia otros puntos de venta y las ya existentes se piensen mucho sus inversiones por el poco margen de amortización con los acuerdos actuales.
¿Cuántos puntos de venta tiene Candil en el mercado? ¿Tiene relevo generacional la compañía?
Candil tiene puntos de venta tanto en Madrid como en Barcelona para trabajar a nivel nacional; y en Almería nos dedicamos especialmente a la exportación.
El relevo generacional, tal y como ya he apuntado, está en entredicho por lo poco atractivo del sector. Contamos con dos personas de tercera generación en Mercamadrid, pero hubieran sido cuatro si este sector hubiera dado pie a que los jóvenes desarrollen los conocimientos para los que se prepararon. Sigue siendo un sector masculino, donde la conciliación familiar es prácticamente imposible.
¿Cómo ve el mercado en sí? ¿Crece su valor comercial en la sociedad o por el contrario está dentro de una etapa continuista?
Creo que la sociedad no atribuye valor a los mercados, ni mayoristas ni municipales. Se ha olvidado de que en pandemia estuvimos al pie del cañón para que todos pudieran seguir en sus casas. Al revés, toda la cadena agroalimentaria es, en general y bajo mi punto de vista, menospreciada. Llegará un día en el que nos quieran alimentar con una pastilla porque sea más conveniente.

































































































