Joaquín Rey, CEO de la compañía, asegura que “son los pequeños de la casa los que más se deleitan con los kiwis amarillos, los más dulces y, por esto mismo, desde FruitGrowing Quality hacemos un inmenso hincapié en llegar a estos consumidores, que además se convertirán en los clientes del futuro.”
Líneas comerciales de FruitGrowing Quality
Las líneas comerciales también cuentan con razones para decantarse por el kiwi amarillo, “afortunadamente contamos con distribuidores que nos ayudan a poner en valor y dar visibilidad al kiwi de producción española. Además, en el etiquetado se recalca como agricultura española, aludiendo también a que se trata de un producto kilómetro cero.”
Otra de las razones destacadas entre el kiwi producido en tierras españolas frente al de importación es su precio. “Nuestra competencia más tradicional ha gastado mucho dinero en marketing que, lógicamente, se repercute con posterioridad al producto. Nosotros mantenemos la confianza de que popularizando el precio podemos llegar a más consumidores y aumentar una demanda valorizada por ese dulzor del producto. Contamos a nuestro favor con una madurez constante que permite su consumo en cualquier lugar o momento. El público infantil está valorando mucho que la buena fruta no es incómoda de consumir.”
Kiwi amarillo
El auge del kiwi amarillo, que ya representa casi el 50% del consumo, tiene mucho que ver no solo con la excelencia del producto, sino también con los problemas generales que mantiene la producción de kiwi, sobre todo las variedades verdes, a las que el cambio climático está pasando factura por la falta de horas de frío, problema que no afecta de igual manera al kiwi amarillo, que solo necesita del orden de 250 a 300 horas de frío frente a las 800 o 1000 que necesita el verde.
El proyecto de FruitGrowing Quality, que arrancó en el año 2018, tiene como objetivo alcanzar las 500 hectáreas en toda la península y satisfacer no solo el mercado nacional sino también el de exportación hacia Europa y América.
El amarillo, en auge
El desarrollo de las producciones europeas de kiwi amarillo sigue la estela de lo que ha acontecido en el país líder, Nueva Zelanda. “Hace una década que los neozelandeses anunciaron que, en 2025, cultivarían el 50% de verde y el 50% de amarillo. Sin embargo, las cifras actuales indican que se está en un 70% de amarillo y un 30% de verde. Las razones de esta coyuntura actual hay que buscarlas en varios puntos: el kiwi amarillo produce el doble que el verde y se mantiene maduro en el punto de venta mucho más tiempo por lo que amplía su consumo.
Por el contrario, el verde, en una semana madura y fermenta. “La situación es bastante clara para cualquier operador: doble producción (25 toneladas de media en verde frente a las 40 del amarillo), mayor rentabilidad a nivel económico porque se vende a más precio, y, sobre todo, mayor rentabilidad para el eslabón más débil, el agricultor,” remarca el ejecutivo.
Deslocalización de los cultivos
Otra de las grandes ventajas pasa por la deslocalización de las zonas de cultivo. “El requerimiento de menos horas de frío implica que podamos expandirnos con nuestros agricultores asociados hacia otras áreas que no han sido habituales en este cultivo, como el Andévalo en Huelva, la Vera en Extremadura o Valencia, además de las ya tradicionales en Galicia, Asturias o Portugal”.
Cada vez es más frecuente y aconsejable que las plantaciones se realicen bajo mallas. El kiwi amarillo carece de pelo en su exterior, y esto lo convierte en un producto más vulnerable cuando hace viento. Por otro lado, la producción bajo malla evita la entrada de insectos, al tiempo que impide la salida de abejas. Hay que resaltar que, si el kiwi verde tiene 1.200 flores por planta, el amarillo puede llegar a las 4.000, es decir, se necesitan el doble de abejas y no es deseable que salgan del recinto.
La investigación en nuevas tecnologías es otro de los puntos importantes de la compañía madrileña, que ya trabaja en proyectos agrovoltaicos, aquellos en los que se colocan placas fotovoltaicas en las cumbreras de los invernaderos. Se suma, además, la tecnología aerotérmica dentro de los invernaderos para proporcionar calor o frescor, dependiendo del momento. “Si no tenemos el clima adecuado nos toca reproducirlo,” concluye Joaquín Rey.

































































































