Freshfel Europe manifiesta su gran inquietud ante este pacto comercial y el proceso que lo ha acompañado. Más allá del impacto o beneficio en términos de comercio, este acuerdo plantea numerosas dudas sobre principios fundamentales del comercio internacional.
La presidenta de la Comisión Europea regresó de Escocia con un acuerdo unilateral y totalmente asimétrico, con concesiones que ponen en riesgo el principio de reciprocidad. Esta cuestionable iniciativa se presentó a las empresas europeas tras un proceso de negociación que vulneró principios básicos de buena gobernanza, dejó a un lado el compromiso con la transparencia al no realizar una consulta previa significativa con las partes interesadas y careció de una evaluación de impacto creíble. El acuerdo, además, debilita de forma significativa a la OMC, erosionando el principio de la cláusula de Nación Más Favorecida (NMF) y otras normas multilaterales, al tiempo que deteriora la integridad de futuros acuerdos bilaterales de comercio.
Frutas y hortalizas como moneda de cambio
En este contexto, Freshfel Europe expresa su profunda preocupación y su firme oposición al acuerdo comercial UE–EEUU, actualmente en proceso de aplicación. Pese a representar solo una parte limitada del comercio bilateral entre ambas regiones, las frutas y hortalizas frescas vuelven a ser utilizadas como moneda de cambio para lograr otros objetivos, dejando a las empresas europeas del sector expuestas a aranceles desproporcionados y a un desequilibrio en condiciones no arancelarias. Esto profundizará aún más el ya existente déficit comercial.
Philippe Binard, delegado general de Freshfel Europe, comentó: “Con el acuerdo propuesto, las importaciones de frutas y hortalizas de EEUU en la UE quedan totalmente liberalizadas, eliminando de forma inmediata los aranceles existentes hasta alcanzar una exención total. En cambio, los exportadores europeos afrontan una subida significativa de aranceles, hasta el 15%, para acceder al mercado estadounidense”.
Esta clara asimetría otorga una ventaja competitiva a los productores estadounidenses interesados en exportar a la UE, mientras debilita gravemente la competitividad de las frutas y hortalizas europeas en el mercado de EEUU. Aunque los aranceles adicionales recaerán finalmente sobre los consumidores estadounidenses, con el tiempo limitarán el volumen de exportaciones europeas. La decisión discriminatoria de la UE de conceder una exención total de aranceles a los productos frescos de EEUU podría además llevar a que otros terceros países reclamen concesiones similares a la UE en virtud de la cláusula NMF.
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Asimismo, mientras que la UE ha declarado su disposición a abordar las preocupaciones estadounidenses en materia de “barreras no arancelarias” y otros asuntos relacionados con el clima y la sostenibilidad, no existe un compromiso claro y firme por parte de EEUU para resolver las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) que durante décadas han bloqueado o limitado las exportaciones europeas de manzanas, peras, cítricos, tomates y muchos otros productos.
Philippe Binard añadió: “Las excesivas normas MSF de EEUU siguen manteniendo fuera de su mercado a las frutas y hortalizas europeas, mientras que los exportadores estadounidenses podrían obtener un acceso más amplio al mercado de la UE. El acuerdo también genera condiciones de competencia desigual, ya que los operadores europeos deben cumplir con estrictos requisitos de sostenibilidad, clima y seguridad alimentaria —como la CSRD, la CDDD o el seguimiento PEFCR—, mientras que a los proveedores estadounidenses y de otros países extracomunitarios se les permite una flexibilidad mucho mayor o incluso derogaciones en cuestiones sociales o de transición climática. Esta decisión socava por completo la credibilidad de la agenda de sostenibilidad de la UE y la competitividad de las empresas europeas”.
Menos ingresos para la UE
Las concesiones arancelarias de la UE conllevan además efectos colaterales de gran calado para las finanzas comunitarias. El desmantelamiento de los aranceles a los productos estadounidenses reducirá anualmente los ingresos propios de la UE en unos 12.000 millones de euros. Philippe Binard advirtió: “Esto añadirá más presión al presupuesto de la UE, ya afectado por múltiples recortes, lo que perjudicará aún más a las empresas europeas y a los ciudadanos de la UE. En el reciente debate sobre el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), ya vimos las graves consecuencias de los recortes para la agricultura y la falta de recursos para adaptar la actividad al cambio climático o promover una dieta más sostenible y saludable”.
Hace tan solo unos meses, la Comisión Europea consideraba la agricultura esencial para la seguridad alimentaria. El pasado julio, la presidenta de la Comisión olvidó por completo sus compromisos con la competitividad de la agricultura europea, con la lucha contra el cambio climático y con la gestión responsable de los recursos financieros de la UE. El acuerdo fue presentado como una vía hacia la previsibilidad y la estabilidad, elementos esenciales para la planificación empresarial y la inversión a largo plazo. Sin embargo, a primera vista, genera más incertidumbre, quedando la UE a merced de su socio, que ya amenaza con exigir nuevas concesiones a un socio debilitado. Esto ya se está produciendo con la Ley de Mercados Digitales.
Freshfel Europe hace un llamamiento a la sensatez de los responsables políticos de la UE, tanto en el Consejo como en el Parlamento, para que rechacen este acuerdo unilateral y busquen urgentemente condiciones de acceso al mercado plenamente recíprocas, no discriminatorias y justas, que resulten igualmente beneficiosas para los operadores europeos. De lo contrario, los compromisos de sostenibilidad de la UE y su credibilidad en la escena internacional quedarán seriamente comprometidos.