Un año después de la DANA aún queda un 40% del sector agrario por recuperar

Cuando va a cumplirse un año de la devastadora DANA del 29 de octubre de 2024, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) estima que aún queda más del 40% de las explotaciones, empresas e infraestructuras agrarias por recuperar su estado previo al temporal
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Además, más de 300 hectáreas de cultivo, según informó la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) al sector,, continúan arrasadas junto a cauces y van a pasar a Dominio Público Hidráulico (DPH), por lo que no volverán a ser productivas. AVA-ASAJA insiste al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) que apruebe una línea adicional de ayudas a estos damnificados para compensar la pérdida de la propiedad de sus terrenos.

Aguado subraya que “un año después de la DANA crece la preocupación por la lenta reconstrucción en las áreas rurales más gravemente afectadas. A pesar de que Tragsa emplea todos los recursos que ha podido encontrar, está más centrado en la red de caminos y hay campos que tardarán uno o dos años en reiniciar la recuperación del arbolado y, en algunos casos, se habrán perdido.

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Las cañas arrastradas de los barrancos a los campos también están brotando por todas partes y su erradicación será un gran problema. La rentabilidad agraria ya era complicada y ahora tras la DANA, si no se actúa rápidamente, cundirá el desánimo y el abandono sobre todo en agricultores de edad muy avanzada o con parcelas pequeñas”.

Infraestructuras hidráulicas

El presidente de AVA-ASAJA reitera que “la prioridad sigue siendo acelerar la recuperación al máximo y realizar aquellas infraestructuras hidráulicas que venimos reivindicando desde hace cuarenta años y que son necesarias para evitar tantos daños materiales y vidas humanas. Hay que construir más presas, diques, conexiones de cauces, canalizaciones desde las desembocaduras de los ríos de aguas sobrantes a cabecera y autopistas del agua. Paralelamente, hay que mantener una gestión más razonable de los cauces y barrancos que contemple una mayor limpieza -en lugar de multar a los agricultores que quitan cañas para darles un uso tradicional- para dar salida a los caudales súbitos y atenuar desbordamientos. Tenemos que aprender las lecciones de la DANA para que, cuando haya otras, no vuelva a suceder una tragedia de estas dimensiones tan catastróficas”.

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