El Maersk Saltoro, operado por la naviera Maersk y propiedad de la empresa singapurense Argosy, zarpó el 27 de diciembre desde el puerto de San Antonio, transportando más de 1.300 contenedores de cerezas chilenas destinadas a China. Sin embargo, un fallo en el motor principal dejó al buque a la deriva en el océano Pacífico desde el 13 de enero, retrasando su llegada al puerto de Nansha hasta el 17 de febrero, más de un mes después de lo previsto. El incidente, debido a un fallo mecánico del barco, ha generado pérdidas de más de 100 millones de dólares para la industria frutícola chilena.
Este retraso impidió que las cerezas arribaran antes del Año Nuevo Chino, una temporada crucial para su comercialización. Además, la prolongada travesía afectó la calidad de la fruta, presentando signos de moho y descongelación, lo que llevó a las autoridades chinas a rechazar el cargamento.
Repercusiones económicas
El 12 de marzo, China comenzó a trasladar los contenedores fuera del puerto de Nansha para iniciar su destrucción. Previamente, representantes de las aseguradoras y exportadoras chilenas inspeccionaron la carga. Expertos en seguros marítimos estiman que el proceso de reclamaciones podría extenderse entre tres y seis meses.
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Este incidente representa un duro golpe para la industria frutícola chilena, que ya se enfrentaba a fuertes desafíos debido a una sobreproducción de cerezas y una alta dependencia del mercado chino. La pérdida de este cargamento podría incentivar a los exportadores chilenos a diversificar sus mercados y reforzar las medidas logísticas para evitar futuros contratiempos.