Es la hortaliza más consumida y producida a nivel global con un récord histórico de 192 millones de toneladas en 2023 -de las que aproximadamente el 76% se destina a venta en fresco y el 24% a procesado-, cultivadas en una superficie de 5,41 millones de hectáreas. Su riqueza genética y cultural es innegable, superando las 10.000 variedades en el contexto global. Hablamos del tomate, un producto básico e insustituible en innumerables gastronomías alrededor del mundo, pero que nunca antes se había visto tan comprometido en términos de valor. Así lo muestran las cifras de la FAO. En 2023, último año registrado, el valor de la producción mundial del tomate (incluyendo el de venta en fresco e industria), alcanzó los 116.086 millones de dólares, un 11,6 % menos que el año anterior. Es la mayor caída de toda la serie histórica, desde 1991.
Los productores libran una batalla por el aumento de costes de producción, la escasez de mano de obra, la competencia de terceros países, la proliferación de plagas como el ToBRFV o la inestabilidad derivada del cambio climático. Muchos están en una encrucijada: innovar o morir.
Dos velocidades
El tomate sigue siendo el líder absoluto en la producción hortícola global. Sin embargo, su crecimiento es más lento comparado con el de otras hortalizas. Entre 2010 y 2023, su producción se incrementó un 25%, muy por detrás de otras referencias como las cebollas, los pepinos y las berenjenas, con entre el +40-56%.
En el contexto global, China, India y Turquía son los principales productores de tomate. España ocupa el 9º puesto en el Top 10 y es el primer exportador de Europa en tomate para venta en fresco, con Almería a la cabeza.
España, ¿en la cuerda floja?
Aunque sigue siendo la hortaliza reina en producción y consumo a nivel nacional, con 2,8 millones de toneladas anuales, el liderazgo del tomate ‘made in Spain’ se tambalea en Europa. El caso más evidente es el de las exportaciones a Reino Unido, que se han desplomado un 65% en una década, mientras Marruecos ha triplicado sus envíos a dicho mercado.
Este mismo año, en el primer semestre, Fepex destaca el descenso de un 10% en la exportación de tomate español (44,6 miles de toneladas) respecto al 2024, mientras que las importaciones de tomate procedentes de Marruecos se han incrementado un 56% (+16,8 miles de toneladas).
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La competencia de terceros países, los costes de producción disparados (0,52€/kg) y la amenaza del virus ToBRFV obligan a una reinvención. Desde las casas de semillas están respondiendo con innovación genética, poniendo en el mercado nuevos materiales con resistencia, más valor añadido y la máxima sostenibilidad.
En otro ámbito, los investigadores avanzan en nuevos estudios de edición genética en busca de ‘supertomates’, más resilientes y sabrosos. Uno de los últimos hallazgos, publicado en Nature, desvela que al editar sólo dos genes con CRISPR, los niveles de glucosa y fructosa se incrementan hasta en un 30%. Hay futuro para el tomate, pero urge revisar el rumbo.