Más flexibilidad y un enfoque pragmático. El contexto regulador europeo ha transformado claramente su enfoque. El escenario geopolítico ha cambiado radicalmente con la guerra rusa en Ucrania y la vuelta de Trump en Norteamérica; además, las huelgas agrícolas que se sucedieron en plena campaña del Parlamento Europeo en 2024 hicieron mella, influyendo en las decisiones de la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen y cambiando la agenda UE.
Aunque no habrá “revolución”, con el nuevo comisario europeo de Agricultura, Christophe Hansen y la renovada configuración de la Comisión Europea, el sector agrario puede esperar un impacto positivo en relación a los productos fitosanitarios tras la era Timmersman. No obstante, está por ver cuál va a ser la dirección de la DG Santé de la Comisión Europea, competente en la materia, ya que, hasta la fecha, no ha habido ninguna comunicación política al respecto.
Eduardo Mulas, socio de la consultora EPPA en Bruselas, analizó las tendencias regulatorias que marcarán el futuro inmediato del agro europeo en una ponencia durante el I Congreso De Suelo a la Mesa, celebrado este martes en el Palacio de Congresos de Aguadulce (Roquetas de Mar).
Cambio de paradigma: del Pacto Verde al Pacto Limpio Industrial
Según Mulas, la Comisión Europea ha cambiado su discurso de forma notable. “Hemos pasado del Pacto Verde al Pacto Limpio Industrial”, donde la nueva agenda viene marcada por la brújula de la competitividad y la seguridad alimentaria, dejando en segundo plano los objetivos de reducción del 50% en el uso de fitosanitarios. “No han sido derogados, pero sí aparcados. El Reglamento sobre el Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios (SUR) fue retirado y no hay señales de que vuelva como tal”, indicó.
El Reglamento 1107, un “tabú”
¿Qué pasará a partir de ahora en relación a la evaluación y aprobación de sustancias activas? Mulas avanzó que no se esperan reformas legislativas a corto plazo (la revisión del Reglamento (CE) 1107/2009 sigue siendo un “tabú”). Lo que sí se prevé es que haya una mayor flexibilidad en la aplicación del marco actual, con énfasis en evitar la pérdida de sustancias activas ya autorizadas.
En este sentido, Mulas destacó que la Comisión está empezando a explorar mecanismos regulatorios poco utilizados hasta ahora, como las transiciones prolongadas o el reconocimiento del “uso esencial” de ciertas sustancias, incluso en casos donde se haya producido una clasificación de riesgo. “Lo que antes era una retirada automática, ahora puede tener alternativas si se justifica adecuadamente”, señaló. “Se empieza a hablar de la protección de sustancias químicas críticas”.
Más peso del sector agrícola y químico
La gestión de los fitosanitarios sigue en manos de la Dirección General de Salud Pública (DG Santé) y, a día de hoy, no hay comunicación oficial sobre si el nuevo comisario Olivér Várhelyi modificará la línea técnica adoptada en los últimos años. Sin embargo, se empieza a observar un mayor peso de los sectores agrícola y químico en las prioridades internas de la Comisión.
Mulas también advirtió que este giro político solo será efectivo si va acompañado de una acción coordinada a nivel nacional. “Francia, Italia, Grecia o Portugal están liderando los debates técnicos en Bruselas. Están librando estos debates a nivel europeo, para conseguir principalmente revertir la tendencia que venimos sufriendo estos años en la pérdida de materias fitosanitarias”.
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Y menos peso de las ONG medioambientales
Según Mulas, “vemos que la influencia de las ONGs medioambientales va a disminuir probablemente. De hecho, hay incluso una guerra política en torno a la financiación de las mismas, iniciada por parte de ciertos grupos políticos en el Parlamento Europeo. Hay unos sectores en los que va a haber más cambios por el cambio de prioridades políticas que en otros”.
Finalmente, el experto concluyó que, aunque no se vislumbra una revolución normativa, el nuevo contexto político apunta a una evolución positiva: más pragmatismo, más herramientas y una mayor consideración del impacto agronómico en la toma de decisiones. Un horizonte moderadamente optimista para el sector productor.