Interfel refuerza su batalla para impulsar el consumo de frutas y hortalizas entre los jóvenes

La interprofesional francesa reclama más apoyo europeo para mantener las campañas de promoción y acercar la realidad del campo a las nuevas generaciones
DANIEL-SOARES-INTERFEL

El consumo de frutas y hortalizas en Francia se ha estancado, especialmente entre la población más joven. Así lo reconoce Daniel Soares, Director Internacional de Interfel, quien insiste en la necesidad de redoblar los esfuerzos comunicativos del sector. “Tenemos los mejores productos del mundo, saludables y recomendados por la OMS, pero el consumo se estanca y no aumenta entre la población joven”, lamenta.

Desde la interprofesional francesa, que agrupa a toda la cadena hortofrutícola, se considera esencial mantener los presupuestos europeos destinados a la promoción. “La mayoría de nuestros socios son empresas pequeñas, no tienen los recursos de las grandes industrias agroalimentarias. Sin el apoyo europeo, no podríamos desarrollar campañas de comunicación eficaces”, explica Soares.

Entre las acciones más recientes, Interfel ha impulsado campañas conjuntas cofinanciadas por la UE, como la campana GOOD MOVE en colaboración con AILIMPO, y colabora también en proyectos internacionales junto a organizaciones españolas, como el del caqui de la Ribera del Xúquer, activo en mercados como Brasil, Canadá, Estados Unidos y México.

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Para Soares, la clave pasa por reconectar con la juventud, mostrando no solo los beneficios saludables del producto, sino también el esfuerzo y el valor humano detrás de cada fruta y hortaliza. “Los jóvenes ya saben que es sano comer fruta. Lo que hay que enseñarles es cómo se produce, qué trabajo hay detrás, y por qué merece respeto el agricultor que te da de comer”, apunta.

El responsable de Interfel lamenta, además, la falta de coherencia entre los discursos políticos y la realidad del sector. “No se puede hablar de soberanía alimentaria mientras se asfixia al productor con leyes imposibles. Las soluciones deben salir del terreno, no de los despachos”, subraya.

Pese a las dificultades —burocracia, costes, relevo generacional o pérdida de atractivo del producto fresco frente a la industria—, Soares mantiene el optimismo. “Debemos seguir comunicando, educando y creyendo en nuestros productos. Tenemos todo para ser los primeros. Solo necesitamos que nos dejen producir en paz y armonía.”

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