La campaña española de aguacate en 2023 cerró con un balance «desastroso», y la de 2024 volverá a estar marcada por la sequía, con el consiguiente descenso productivo en la principal zona productora, la provincia de Málaga.
Aunque aún queda algo de margen y los productores siguen mirando al cielo a la espera de lluvias, las perspectivas no son buenas. El año pasado hubo un descenso de la producción del 60% y se llevaron a cabo talas en el 30 % de las explotaciones, según datos de la Asociación Española de Frutas Tropicales (AET).
En este contexto de escasez hídrica y pérdida de rentabilidad hay agricultores del sur de España que se están replanteado la viabilidad de los cultivos, mientras que productores de provincias como Huelva, Cádiz y Valencia, han optado por el aguacate desplazando cultivos más tradicionales. Por su parte, la mayoría de empresas especializadas en subtropicales llevan tiempo ampliando sus horizontes en zonas con menos problemas de agua, y también hay quien diversifica los cultivos buscando nuevos ‘filones’ como el del pistacho.
El presidente de la AET, Álvaro Palacios, ha explicado en declaraciones a Efeagro que muchos productores de limón y naranjas se han pasado al cultivo de aguacate ya que «solo requiere buen clima y un poco más de agua» y, a su vez, ofrece una mayor rentabilidad.
Una tendencia que confirma un estudio elaborado por las Universidades de Huelva y Extremadura y AGQ Corporación Tecnológica, en el que señalan que Andalucía y Valencia son las regiones climáticamente más adecuadas para el cultivo del aguacate.
El estudio parte del hecho de que en la expansión que ha tenido en las últimas décadas el cultivo del aguacate por toda la península debido a la alta demanda y a los altos precios -que han vuelto el cultivo muy atractivo-, no siempre se han seguido criterios de idoneidad climática, poniendo en riesgo la sostenibilidad.
Según los investigadores, el aguacate es originario de zonas tropicales y subtropicales y tiene unos requisitos climáticos muy específicos que deben cumplirse para asegurar una buena producción. Y, aunque advierte de que el cultivo de este producto es posible en determinadas zonas del sur andaluz y Valencia, pero no en el resto de la península, la empresa Aguacastur, especializada en el cultivo de aguacate en el norte ibérico, ha demostrado que Asturias puede ser una excepción.
En Salas (Asturias), Andrés Ibarra, uno de los creadores de Aguacastur, intuyó por primera vez el potencial de esta zona como productora de aguacate. «Vi un árbol muy alto, identifiqué que era un aguacatero y que tenía frutos», recuerda en una entrevista con Efeagro. A partir de ahí, hizo un recorrido por la zona cantábrica en 2009 y, para su sorpresa, descubrió que «había miles de ellos».
A partir de ahí empezaron con su propia plantación y, aunque en el comienzo obtuvieron «muchas críticas», después de que las plantas pasaran su primer invierno y comenzaran a crecer hubo un «cambio de opinión».
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En general, la idea de cultivar aguacates en el norte del país genera «extrañeza» por las diferencias climáticas entre Málaga y esta área; no obstante, Ibarra señala que el clima en México, principal productor y exportador global, es «el mismo que el del norte de España».
La empresa cuenta ya con 4 inversores de segundas generaciones de españoles que emigraron a México y que han decidido volver y apostar por este cultivo.




































































































