En el mes de septiembre hemos conocidos dos nuevos movimientos: las cooperativas valencianas de Camp de Llutxent-Otos y la Vitivinícola La Pobla acordaron su integración. Por otro lado, la histórica cooperativa San Alfonso de Castellón y el grupo Clasol, también acordaron su fusión.
Las cooperativas valencianas Camp de Llutxent-Otos y Vitivinícola La Pobla (La Pobla del Duc), ambas socias de Anecoop, aprobaron el pasado miércoles 5 de septiembre en sus respectivas reuniones de la Asamblea General su integración por una amplísima mayoría, superando en conjunto el 90% de votos a favor.
El objetivo es seguir creciendo de manera eficiente a través de la concentración de volumen de producto y diversificación de la gama, además de optimizar el uso de los almacenes, reduciendo costes. Gracias a esta operación, la nueva entidad, una cooperativa de segundo grado que recibirá el nombre de Univall Coop. V. y tendrá su sede social en Llutxent, pasará a gestionar entre 30 y 32 millones de kilos de fruta la próxima temporada. El grueso del producto corresponde a los cítricos, entre 18 y 20 millones de kilos, que se trabajarán en el almacén de Llutxent-Otos. Las instalaciones de manipulado de La Pobla estarán especializadas en el kaki, la fruta de hueso y otras frutas y hortalizas como la sandía, que suman en conjunto en torno a 12 millones de kilos.
Este acuerdo se produce casi de forma simultánea a la formalización de la integración de la cooperativa Cristo del Milagro de La Llosa de Ranes en la de Llutxent-Otos, tras la estrecha colaboración establecida entre ambas esta pasada campaña con la gestión de la fruta de hueso de la entidad de la Llosa en el almacén de Llutxent.
Los presidentes de las cooperativas Camp de Llutxent-Otos y Vitivinícola La Pobla, Juan Canet Canet y Blas García Climent, han manifestado su satisfacción con la materialización de este acuerdo afirmando que “el futuro de las cooperativas pasa por integrarse para ganar competitividad y ser capaces de abordar en mejores condiciones las exigencias de un mercado que plantea retos a nuestro sector de forma continua”. Por su parte, el presidente de Anecoop, Alejandro Monzón, ha felicitado a las cooperativas por dar este importante paso, señalando que “para Anecoop es una estrategia clave de crecimiento de nuestros socios que llevamos promoviendo desde hace tiempo.
Fusión de San Alfonso y el Grupo Clasol
Otra de las fusiones viene de la mano del Grupo Clasol y la Cooperativa San Alfonso. Los dos operadores pretenden ser pioneros en diseñar un modelo empresarial enfocado a la pequeña y mediana agricultura.
La nueva alianza centrará su innovador modelo de negocio en la producción de cítricos y fruta de hueso. Esta nueva entidad cuenta con cuatro centros de confección distribuidos en el territorio mediterráneo, 2.500 hectáreas de producción y más de 2.000 empleados.
El resultado de la integración es un operador del sector hortofrutícola con capital 100% valenciano integrado verticalmente de origen a destino (cultivo, procesado, comercialización y transporte). La estrategia comercial se orientará a cadenas de alimentación, con un presupuesto de facturación para la campaña 2023/2024 superior a 120 millones de euros y suministro a más de 30 países.
Emilio Balaguer, presidente de la Cooperativa San Alfonso, afirma “las cooperativas quedan en tierra de nadie y deberán seguir reinventándose. Esta integración permitirá afrontar los retos a los que nos enfrentamos: incrementar volúmenes de fruta propia, reconversión varietal e inversión en modernización de almacenes.”
César Claramonte, CEO de Grupo Clasol, asegura “estamos creando un modelo de negocio pionero e independiente para defender los intereses de los pequeños agricultores locales (actualmente 800 familias), así como un plan de viabilidad económico alternativo para los casos en los que no exista relevo generacional y/o cooperativas de menor tamaño. Nuestra pretensión es ser una plataforma referente para la integración de un proyecto gestionado por agricultores.”
El nuevo grupo empresarial tiene previsto realizar grandes inversiones en sus centros de confección y manipulado, así como en sus cultivos orientados principalmente a los cambios varietales para disponer de los productos con mayor demanda en el mercado a un precio competitivo.
César Claramonte concluye “tenemos un ambicioso plan de negocio a 5 años que nos permitirá adquirir el tamaño suficiente para suministrar a los clientes en igualdad de condiciones con los grandes grupos hortofrutícolas existentes, formados por fondos de inversión manteniendo su independencia e intereses al servicio de la agricultura.”

































































































