La Región de Murcia ha vivido en 2025 una de las campañas de fruta de hueso más positivas de las últimas décadas. Así lo ha valorado Joaquín Gómez, director de APOEXPA, quien ha subrayado que “hacía muchos años que no teníamos una campaña tan uniforme y con unos resultados tan sólidos”. El buen comportamiento del mercado, la alta calidad de la fruta y las condiciones meteorológicas favorables han sido las claves de este éxito.
Gómez apunta tres factores determinantes: el primero, el buen tiempo en Europa desde finales de abril, que incentivó el consumo constante sin los habituales altibajos provocados por el clima. En segundo lugar, las lluvias tempranas en la Región, que lejos de perjudicar, contribuyeron a un calibre notablemente superior al habitual. “No ha sido un año de fruta pequeña, sino de calibres altos y bien repartidos”, explicó. Y, en tercer lugar, la excelente calidad del producto, por encima de la media, pese a que no se ha detectado un motivo técnico claro que lo justifique.
A ello se suman unos precios que han acompañado durante buena parte de la campaña, impulsados por la elevada cotización de otros productos como sandía y melón, lo que ha favorecido la competitividad de la fruta de hueso. Aunque los volúmenes han sido ajustados y algunas producciones como el albaricoque o las zonas más tardías de Jumilla se han visto afectadas por episodios de granizo, el balance general ha sido muy positivo. “Estamos en niveles similares a los de 2023, pero con una calidad muy superior”, señaló Gómez.
Los desafíos siguen pendientes
No obstante, a pesar del éxito de esta campaña, el sector afronta importantes retos estructurales que podrían comprometer su sostenibilidad a medio y largo plazo. En un encuentro reciente en el que participaron también representantes de FECOAM y UPA, se abordaron preocupaciones clave como el relevo generacional, la escasez de mano de obra, la innovación varietal, la adaptación al cambio climático y la necesidad de reforzar la promoción del producto.
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La falta de jóvenes agricultores sigue siendo uno de los principales puntos críticos, incluso en un año rentable como el actual. También preocupa el acceso a nuevas tecnologías como la robotización o el cultivo en espaldera, que podrían aliviar la dependencia de la mano de obra, pero que deben estar al alcance de las explotaciones familiares, fundamentales en el tejido agrícola murciano.
Por otra parte, el cambio climático ya está alterando los calendarios productivos y reduciendo las horas de frío, lo que afecta especialmente a variedades tradicionales como el melocotón amarillo. En este contexto, expertos del sector consideran prioritario proteger entre el 50% y el 70% de la superficie cultivada con mallas antigranizo en los próximos cinco años para mitigar riesgos y preservar la confianza del mercado. Por supuesto, se hace necesario seguir invirtiendo en programas de I+D+i para seguir buscando aquellas variedades más adecuadas al clima actual y al de los años venideros.