¿Por qué el romanesco puede causar gases?
El romanesco, al igual que otros vegetales crucíferos, contiene varios tipos de compuestos que pueden ser difíciles de digerir para algunas personas. Estos son los principales factores que contribuyen a la formación de gases:
Fibra dietética
El romanesco es una excelente fuente de fibra, especialmente fibra insoluble, que es beneficiosa para la salud digestiva porque ayuda a promover el tránsito intestinal y a prevenir el estreñimiento. Sin embargo, la fibra insoluble no se descompone en el estómago ni en el intestino delgado, sino que llega al colon intacta, donde es fermentada por las bacterias intestinales. Este proceso de fermentación libera gases como el dióxido de carbono, el hidrógeno y, en algunas personas, el metano. Este aumento de gases puede causar hinchazón y flatulencias en quienes no están acostumbrados a una dieta rica en fibra o tienen un sistema digestivo sensible.
Rafinosa
El romanesco contiene un tipo de azúcar complejo llamado rafinosa, que también se encuentra en otras crucíferas y legumbres. La rafinosa es un oligosacárido, un tipo de carbohidrato que el cuerpo humano no puede digerir en el intestino delgado debido a la falta de enzimas necesarias. Al llegar al colon, las bacterias lo fermentan, produciendo gases como subproducto. Esto puede hacer que el consumo de romanesco ocasione gases, especialmente en personas que no suelen consumir este tipo de vegetales.
Azufre
Otro componente que contribuye a los gases y el olor particular es el azufre. Las crucíferas como el romanesco contienen compuestos sulfurosos, que al descomponerse pueden liberar gases con un olor característico. Aunque estos compuestos de azufre tienen beneficios antioxidantes y son útiles para la desintoxicación natural del cuerpo, también pueden aumentar la producción de gases y causar incomodidad.
¿Cómo minimizar los gases al consumir romanesco?
Aunque el romanesco puede causar gases en algunas personas, hay formas de reducir este efecto y disfrutar de sus beneficios nutricionales sin molestias:
- Cocinarlo adecuadamente: cocinar el romanesco al vapor o hervido puede hacer que sea más fácil de digerir. La cocción rompe algunas de las fibras duras y reduce la cantidad de rafinosa, lo que puede disminuir la producción de gases. Evitar consumirlo crudo es recomendable si eres propenso a experimentar gases.
- Introducirlo en la dieta gradualmente: si no estás acostumbrado a comer crucíferas, comienza con pequeñas porciones para que tu sistema digestivo se acostumbre a los compuestos del romanesco. Aumenta la cantidad gradualmente para reducir la incomodidad.
- Agregar especias digestivas: algunas especias como el comino, el jengibre o el hinojo tienen propiedades carminativas, lo que significa que ayudan a reducir la formación de gases. Añadir estas especias al romanesco mientras lo cocinas puede ayudar a minimizar los efectos gaseosos.
- Evitar combinaciones difíciles de digerir: comer romanesco junto con otros alimentos que producen gases, como legumbres o lácteos, puede intensificar la producción de gases. Tratar de comer el romanesco en comidas simples y evitar combinaciones difíciles puede ayudar.