Los daños agrícolas por incidencias meteorológicas bajan a la mitad en 2020

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Las tormentas, la lluvia, el pedrisco y otros fenómenos meteorológicos han dañado 305.637 hectáreas agrícolas entre el 1 de enero y el 5 de junio de este año, un cifra menor a las 641.293 hectáreas registradas en ese mismo periodo de 2019 o a las 597.876 hectáreas relativas a 2018.

Así lo ha confirmado a Efeagro el director del Área de Producción y Comunicación de Agroseguro, Sergio de Andrés Osorio, quien ha avanzado que por ahora Extremadura y la Región de Murcia son las comunidades que acumulan un mayor valor de indemnizaciones por los seguros agrícolas contratados para sus producciones desde enero.

Aunque aún no se han cuantificado los efectos de las tormentas de los últimos días de una “primavera revuelta”, “en líneas generales, el tiempo no se ha portado mal con la agricultura”, ha apuntado no sin antes recordar que el año comenzó con el temporal Gloria, que en enero dañó arrozales, cítricos y hortalizas de zonas mediterráneas.

Ha calificado lo que va de 2020 como “año intermedio” en cuanto a daños por inclemencias meteorológicas, mejor que los de 2019, 2018 y 2017 -en este último la sequía tuvo un impacto histórico en los cereales-, pero peor que en 2016, que fue un año agrícola “muy bueno” por los menores siniestros.

El cultivo más afectado por las inclemencias meteorológicas hasta el pasado 5 de junio fue el de herbáceos, con 158.712 hectáreas dañadas, pero una cifra muy alejada de las 505.204 ha del mismo periodo de 2019 y las 338.444 ha del de 2018.

Le siguen las producciones de frutales (32.080 ha en 2020); hortalizas (28.758 ha); cítricos (23.177 ha); uva de vinificación (23.082 ha); “resto de líneas de seguros” (20.293 ha); frutos secos (8.790 ha); cereza (6.719 ha); y cultivos industriales no textiles (4.026 ha).

El pedrisco, el que más ha castigado el campo este año

El pedrisco ha pasado factura a 116.520 hectáreas agrícolas -76.076 de ellas con herbáceos-; la lluvia persistente, a 33.903 ha –17.942 ha con hortalizas-; las inundaciones, a 10.142 ha -6.142 con herbáceos-; la lluvia, a 4.605 ha, todas ellas de cerezos; y el resto de riesgos, a 140.468 ha (68.639 ha de ellas de herbáceos).

El director del Área de Producción y Comunicación de Agroseguro ha indicado que hay cultivos como el del plátano de Canarias con el 100 % de la producción asegurada; sus productores han recibido 11 millones de euros en indemnizaciones por los efectos de las tormentas de viento, calima y altas temperaturas de febrero.

El porcentaje de superficie asegurada se sitúa en el 90 % para la línea de seguros de caqui, en el 60 % para las de uva de vino y de herbáceos y en el 50 % para la de cítricos, mientras que en olivar, la cobertura solo alcanza entre el 8 % y el 10 %, dependiendo del año.

En el último informe sobre siniestralidad 2020 en el campo de Agroseguro -actualizado a 31 de mayo- apunta a que la borrasca Gloria, varios temporales de viento y la gran inestabilidad climática desde el comienzo de la primavera elevan la previsión de siniestralidad a 265,31 millones de euros.

Desde los servicios técnicos de la asociación Asaja han comentado que este año el campo, tras una sementera complicada por las lluvias del norte y un mes de febrero seco, “ha escapado de las heladas, el mayor enemigo de los cultivos leñosos”, y ha sufrido solo “episodios virulentos de pedriscos muy localizados“.

Entre esos episodios de siniestros localizados, fuentes de COAG han puesto como ejemplo las 5.000 hectáreas que cereales afectadas por pedrisco en Burgos, que no va a impedir que Castilla y León consiga una cosecha “espectacular” este año.

Desde la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte (Cáceres) han lamentado que el mal tiempo de marzo echó a perder un millón de kilos de cereza de los 24 millones que tenían previsto recoger.

El granizo también ha afectado esta primavera a viñas, almendros y cereales del Campo de Borja (Zaragoza), a melocotón de Ossorio de Cinca (Huesca) y de Mazaleón (Teruel), a la uva de mesa de Vinalopó y almendros (Alicante), a varias plantaciones de fruta de hueso de Lleida y a varias parcelas aisladas de viñedos de Toro (Zamora) y de Miguel Esteban (Toledo), o a sandía de Murcia, según diferentes asociaciones agrícolas locales.

Fuente: Efeagro

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