PPWR: Envases a debate, ¿Puede Europa permitirse prohibir el plástico en f&h?

En una charla en el marco de Fruit Attraction, la cadena de valor ha puesto en duda la efectividad del Reglamento europeo sobre Envases y Residuos de Envases (PPWR), y lo ha comparado con el caso de Canadá, que hizo una propuesta de ley similar a la europea y ha tenido que echar marcha atrás basándose en estudios científicos
Charla PPWR ProFood en Fruit Attraction - foto familia

El pasado 9 de octubre, en el marco de Fruit Attraction, se celebró una mesa redonda sobre el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR, por sus siglas en inglés), organizada por la organización italiana ProFood y moderada por la directora de Fruit Today Carmen Cabra.

Un punto de encuentro con profesionales de alto calado (ACES, AREFLH, Copa-Cogeca, CPMA, Freshfel, ProFood) en el que se puso el foco en el alcance, los posibles impactos y los costes que se podrían derivar de la nueva normativa que se aprobó de forma provisional el pasado 24 de abril de 2024 en el Parlamento Europeo con 476 votos a favor, 129 en contra y 24 abstenciones. Actualmente, tanto el Consejo Europeo como el Parlamento están finalizando la revisión legal de cara a la adopción del texto. Posteriormente, comenzará la segunda fase, en la Comisión Europea sobre la elaboración de las diferentes normas técnicas e implementación, donde se discutirá, entre otros temas, cómo aplicar la norma sobre la prohibición del plástico en el envasado. El horizonte final es el 1 de enero de 2030, fecha en la que la prohibición del uso de envases de plástico -entre otros aspectos- debe entrar en vigor en la UE.

Según la CE, el Reglamento busca hacer frente al constante aumento de los residuos, armonizar las normas del mercado interior e impulsar la economía circular. Para ello se ha fijado objetivos de reducción de envases (5% para 2030, 10% en 2035 y 15% para 2040) y se exige a los países de la UE que reduzcan, especialmente, la cantidad de residuos de envases de plástico. Algunos tipos de envases de plástico de un solo uso quedarán prohibidos a partir del 1 de enero de 2030, entre ellos los envases de frutas y verduras frescas sin procesar.

¿Cómo repercutirá todo esto en el sector hortofrutícola y en el consumo? ¿Es viable y sostenible eliminar los envases?

Durante la charla Los operadores de la cadena de suministro de frutas y hortalizas han expuesto estudios recientes y cuestiones que ponen en duda la “supuesta sostenibilidad” de la eliminación de los envases de plástico para frutas y hortalizas sobre la que se erige el PPWR. Es el caso de Canadá, que hizo una propuesta de ley similar a la europea y ha tenido que echar marcha atrás basándose en estudios científicos.

Ida y vuelta: el caso canadiense

Ron Lemarie, presidente de Canadian Produce Marketing Association (CPMA) abrió la mesa redonda exponiendo el caso de Canadá.

El gobierno canadiense fue uno de los primeros del mundo en proponer medidas restrictivas al uso de envases de plástico para frutas y hortalizas, similares a las del PPWR. Sin embargo, recientemente ha tenido que dar marcha atrás en aspectos importantes y llevar a cabo un importante cambio de rumbo.

La Administración canadiense, a través del Agriculture and Agri-Food Canada (AAFC) y Environment and Climate Change Canada (ECCC), encargó un estudio a profesionales con experiencia académica en biología alimentaria y ciencia de los envases sobre la cadena de producción y distribución de alimentos frescos. La investigación cartografió minuciosamente el mercado de frutas y hortalizas, analizando el uso de envases de plástico en 40 tipos de frutas y hortalizas. Las auditorías ofrecieron retrato de la realidad: sólo la mitad de las frutas y hortalizas frescas se venden en envases de plástico, con mayor incidencia en las tiendas de descuento (48%) que en las tiendas convencionales (43%). El resto se vende a granel.

INFORME FINAL DEL ESTUDIO DE CANADÁ (en inglés)

Posteriormente, se realizaron evaluaciones en las que participaron expertos de todos los eslabones de la cadena de valor, desde la producción hasta la distribución. Este enfoque permitió examinar el papel específico de los envases de plástico y evaluar sus funciones más críticas. El resultado de la investigación fue contundente: eliminar los envases de plástico de frutas y hortalizas es un error que podría acarrear más problemas que beneficios, especialmente para los productos más perecederos, en las cadenas de distribución.

Los aspectos clave fueron:

  1. Función del plástico en el mercado: el estudio concluyó que los envases de plástico son fundamentales para proteger productos perecederos durante la distribución, garantizando la seguridad y frescura, y reduciendo el desperdicio de alimentos. Los envases y embalajes juegan un papel clave en un contexto de flujo global de frutas y verduras frescas.No se pueden enviar arándanos de Perú o Marruecos a Canadá en un embalaje que no brinde la seguridad necesaria para que el producto llegue hasta nuestro mercado”, dijo Lemarie. Además, el plástico facilita la manipulación y mejora la experiencia del consumidor y la eficiencia operativa, especialmente en tiendas de descuento
  2. Escenarios de reducción del plástico: el estudio planteó dos escenarios para reducir el uso del plástico, con entre un 25 y un 36% de frutas y hortalizas envasadas en plástico. Sin embargo, estos escenarios solo serían viables con innovaciones en los materiales y plazos realistas, dados los desafíos de sustituir el plástico
  3. Lecciones para Europa: aunque los mercados son diferentes, el enfoque metodológico de Canadá, que involucró a expertos de toda la cadena de valor y basó sus decisiones en análisis científicos, ofrece un modelo equilibrado que Europa podría seguir en la aplicación de sus políticas de envases. Canadá combinó pragmatismo y sostenibilidad, dando prioridad tanto a las necesidades operativas como a la protección medioambiental

Durante su intervención, Ron Lemarie mencionó otro interesante estudio que acaba de concluir en Canadá sobre la disminución del consumo de frutas y verduras y los efectos que supone para la salud. “La reducción de una porción (de frutas y hortalizas) equivale a 1.000 millones de dólares en gastos de atención sanitaria pública. Si no se pone en marcha una estrategia que permita a los canadienses o a los consumidores mundiales acceder a frutas y verduras, veremos una disminución del consumo y un aumento de nuestros costes de atención sanitaria”.

Según Lemarie, “la legislación debe ser concisa, precisa. Hay que hablar de cero desperdicios en lugar de cero envases de plástico. Cuestiones como la seguridad alimentaria y el desperdicio de residuos están en juego”.

COPA-COGECA: “No estamos vendiendo teléfonos móviles, sino f&h perecederas y delicadas”

En su exposición, Luc Vanoirbeek, presidente del grupo de trabajo de Frutas y Verduras de COPA-COGECA, puso el acento en el continuo descenso del consumo de frutas y hortalizas en Europa. Entre los principales desafíos de los productores está mejorar el consumo y evitar el desperdicio alimentario.

“La Comisión Europea nos dice todo el tiempo que debemos optar por una dieta basada en plantas, y en este sentido las frutas y verduras son cruciales”. Una postura que no concuerda con la posición del PPWR, que se ha centrado en gran parte en el “embalaje de frutas y verduras, aunque solo representamos el 1,5% del embalaje de plástico para alimentos en Europa”.

“No estamos vendiendo teléfonos móviles, estamos vendiendo frutas y verduras. Son perecederas, son delicadas, tenemos que protegerlas para evitar el desperdicio de alimentos”.

Hasta 2030 no habrá una regulación definitiva y, mientras tanto, los países miembros pueden continuar con sus propias regulaciones. “Yo represento en Bélgica a la organización de productores. Es inoperable, no podemos trabajar con esto. Tenemos que proporcionar 5, 6, 7 tipos diferentes de embalaje para utilizar en toda Europa”.

“Esta (la PPWR) no es una buena regulación. Tenemos que volver atrás, empezar todo de nuevo para prevenir el desperdicio de alimentos, promover el consumo, promover nuestros productos y mejorar el funcionamiento del mercado unificado europeo. Elevaremos nuestra voz al Parlamento Europeo, pero también al Consejo, a la nueva Comisión. Esto es algo que debe reconsiderarse en interés de la comunidad agrícola y también de toda la cadena alimentaria”.

FRESHFEL: “Solo tenemos 1 o 2 años para preparar la lista de excepciones”

Philippe Binard, delegado general de Freshfel recordó que la discusión sobre el envasado “forma parte de un paquete legislativo más amplio que tiene sus raíces no solo en el Pacto Verde, sino mucho antes, cuando la mayoría de los países del mundo, incluido Canadá, firmaron el Acuerdo de París”. De ahí, dijo, se derivan varios pasos que se han declinado en la política con diferentes enfoques.

El hecho de ir avanzando hacia una regulación común no ha impedido la proliferación de legislaciones nacionales con distintos tipos de envases y reglas diferentes sobre reutilización y recarga, reciclaje y etiquetado. Un aspecto que deberá armonizar la PPWR. Un punto crítico ha sido “el anexo para frutas y verduras, estableciendo el requisito de no usar ningún tipo de envase para productos de 1,5 kilos o menos. Deben venderse a granel. Luego vino la discusión con el Parlamento, con el Consejo, y allí, tal vez como compensación, vimos que la prohibición de todo tipo de envases, que de hecho era una copia de la legislación española, se redujo solo a plásticos”.

“Definitivamente hoy tenemos una situación de discriminación para el sector de frutas y verduras, que es la única categoría de alimentos que tendrá este tipo de prohibición”. Y todo a pesar de los esfuerzos que ha hecho el sector a lo largo de los últimos años. “Ya éramos muy buenos. Hay muchas diferencias entre los estados miembros, pero en promedio, alrededor del 50% (de f&h) ya se vende a granel”. Según datos de los minoristas, el envasado de frutas y verduras representa solo el 1.5% de los envases.

La hortofruticultura europea representa aproximadamente 80 millones de toneladas que deben llegar al consumidor en la mejor forma posible para ser un producto atractivo. Un aspecto fundamental, ya que el consumo está por debajo de la recomendación mínima a nivel de salud. “Competimos con ultraprocesados que tienen una marca que pueden seguir promoviendo, a diferencia de las frutas y verduras. Nosotros tenemos más dificultades. El sector hortofrutícola necesita promover sus productos. Se debería aumentar la ambición de consumir 400 gramos a 800 gramos para tener en cuenta tanto el aspecto de la salud como el ambiental. ¿Cómo vamos a lograrlo si no tenemos las herramientas adecuadas para presentar el producto al consumidor, evitar el desperdicio de alimentos y mantener todos los buenos parámetros que necesitamos en términos de sostenibilidad ambiental?”.

Charla PPWR ProFood en Fruit Attraction - Philippe BinardSeñaló también Binard la necesidad de envases para evitar el desperdicio de alimentos. “Si los productos se venden a granel, sabemos que habrá más desperdicio de alimentos en el lineal. Además, el envase es necesario para informar al consumidor. “Hay una proliferación de requisitos, no solo de origen obligatorio, también sobre etiquetado ambiental o etiquetado nutricional, para informar sobre marcas de calidad… También, tal vez en el futuro, tengamos que cumplir con el cálculo de la huella del producto y con el cumplimiento del informe de responsabilidad social corporativa”.

Para las empresas está muy claro que el envasado es una mejor solución frente al granel, donde hay más desperdicio, y esto influirá negativamente en la huella del producto.

“Necesitamos mantener la competitividad. El envasado tiene un coste. Si envasamos el producto, es por una razón”. Binard recordó que “operamos en un sector (agroalimentario) con márgenes ajustados, que en el entorno alimentario compite con sectores que tienen márgenes muy elevados. Por lo tanto, cualquier inversión que hagamos debe realizarse con la expectativa legítima de que la inversión se mantenga durante un largo periodo y no haya cambios constantes en la legislación”.

La higiene es otro de los argumentos que esgrime el sector a favor de los envases. “Sabemos que cuando los productos se presentan a granel en las estanterías del supermercado, se tocan en promedio 7 u 8 veces antes de que alguien los lleve a casa”.

El sector está elaborando una lista de frutas y hortalizas que necesitan envasado. “Ya hemos comenzado a hacer la tarea. Y tenemos a alguien de la DG Agri que nos ha asesorado y alineado con la Comisión para trabajar en la lista. Probablemente hay alrededor de 500 productos que podrían justificar de una forma u otra el ser envasados”. Una tarea compleja, dada la diversidad de categorías, tipologías y variedades de productos. Lo ejemplificó con el kiwi: “Quizá el verde pueda comercializarse sin plástico, pero el amarillo es más sensible, y el rojo todavía más, como el kiwi baby”. También el mercado al que se dirige un determinado producto juega un papel importante. “Los pepinos de Almería que van a ir a Madrid tal vez no necesiten estar envasados en plástico. Pero si van a Helsinki, tal vez sí. Entonces, ¿cómo diferenciamos entre un pepino que tendrá un destino (y tiempo de transporte) diferente?”.

La cuenta atrás ha comenzado. “La Comisión debe presentar una propuesta a finales de 2025. Por lo tanto, el sector tiene alrededor de 1 o 2 años para preparar la lista”. Un periodo demasiado corto para tamaño trabajo (también hay que revisar los productos de temporada y la estacionalidad) y, mientras tanto, también hay que lidiar con las diferentes legislaciones nacionales.

AREFLH: “El ajo negro no podría existir sin el packaging”

Como el resto de ponentes, también Jean-Louis Moulon, vicepresidente de AREFLH, incidió en la necesidad de los envases para que las frutas y hortalizas lleguen a su destino en las mejores condiciones, con la máxima seguridad alimentaria y sin sufrir daños en el transporte. Pero además señaló otro aspecto fundamental: “la legislación debe reconocer la especialización e innovación de nuestros productos y la innovación que llevan detrás. El ajo negro no podría existir sin el packaging, que pone en valor el producto y subraya su diferenciación respecto al ajo convencional”.

“Hoy en día no se puede, con un simple trazo de lápiz, eliminar todos los embalajes o plásticos para encontrar productos a granel en las tiendas, cuando el consumidor, en algunos casos, ni siquiera sabe diferenciar entre una cebolla y una chalota”.

Además, es importante seguir garantizando la trazabilidad y seguridad hasta que el producto llega al consumidor. “Hace unos años, con la COVID, todos llevábamos mascarillas y ni siquiera podíamos darnos la mano, y hoy en día se permite que las frutas y verduras sean tocadas por decenas de manos antes de ser compradas, lo que aumenta el daño y la pérdida de estos productos. Es increíble cómo la seguridad ahora no es tan importante cuando se trata de productos frescos”.

“No somos defensores del embalaje, sino defensores de productos de calidad en embalajes innovadores”, concluyó.

ACES: “Una preocupación más para los supermercados”

Aurelio del Pino, presidente de ACES, expuso el punto de vista de la distribución. La complejidad del marco legal en España y en la Unión Europea es muy grande y supone una “preocupación” más para los supermercados, que deben garantizar el cumplimiento de toda la normativa europea y nacional. “No solo sobre el embalaje específico de frutas y verduras, sino también sobre muchos términos que afectan a la industria de frutas y verduras, como las obligaciones de reducción de plásticos y otros materiales, los objetivos de reciclaje, los objetivos de reutilización, los objetivos de envases comerciales…”, dijo.

“El concepto de embalaje es amplio. Tenemos etiquetas adhesivas en las frutas, diferentes formas de embalaje, como gomas elásticas… Pero, antes que nada, tenemos el problema de la definición de plástico en sí. Porque con la legislación europea de la directiva de plásticos de un solo uso y la legislación española, todos los plásticos son iguales. No se diferencia entre el plástico normal, los plásticos fósiles y los plásticos de materiales biológicos. No tenemos diferencias en las obligaciones, en las normas, entre el plástico fósil y el plástico orgánico, o el plástico compostable. Así que no tenemos opción de investigar diferentes materiales. Solo tenemos una definición de plástico, y esta se aplica a todos los plásticos”.

No cabe duda de que la cadena de valor tiene muchos retos ante sí que marca la legislación. “Las consecuencias para f&h son muchas, tenemos que diferenciar entre la legislación española y la legislación PPWR”.

Aurelio del Pino recordó que, después de haber trabajado mucho con la Federación Española de Productores y todo el sector minorista, en España, el sector hortofrutícola ha conseguido excepciones a la prohibición de envases: para productos ecológicos, DOP…

“El verdadero desafío para toda la cadena de suministro de frutas y verduras es encontrar una forma de combinar lo mejor de las dos regulaciones (nacional y comunitaria). Tenemos que trabajar muy duro, porque durante la discusión de la implementación, hemos encontrado en nuestros contactos con responsables públicos, principalmente en el Parlamento, que el tema de la prohibición del plástico es muy difícil de combatir. Debemos trabajar de forma conjunta”.

PROFOOD: PPWR “discriminatoria” con f&h

Mauro Salini, presidente de ProFood, concluyó la sesión subrayando el error que supone la PPWR. “Es incorrecta por varias razones. Los envases suponen una parte insignificante del embalaje de frutas y hortalizas. Es una ley discriminatoria. No ha habido una evaluación de impacto en esta regulación que justificara esta elección”, subrayó.

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