Una persona que ama su trabajo y siente pasión por su profesión y por lo que hace en su día a día, pero que también sabe disfrutar de las «pequeñas cosas» de la vida: momentos con su familia y amigos. Muy consciente de que esto último es lo más importante. Siempre ha estado muy apegado a la naturaleza, desde muy joven le ha gustado proteger el medio natural.De hecho, trabajar en la agricultura hoy en día es una forma de compatibilizar el desarrollo económico en el medio rural y hacerlo de una forma sostenible. Así que logré que posara de corto en el Rocío y que se sintiera a gusto.Juan Báñez nació en Ulm (Alemania) en 1969. De madre orensana (Galicia) y padre almonteño (Huelva), la familia regresó a España en los años 80 del siglo pasado. Hablaba mejor alemán que español y el pueblo que, por aquel entonces, no sabía lo que era la inmigración, lo bautizó como Juan El alemán, apodo por el que le siguen reconociendo en Almonte. Además, el niño era rubio y de ojos claros.A los 18 años conoció a una almonteña, hoy su mujer y madre de sus dos hijos. Ambos estudiaron en Sevilla y son Licenciados en Ciencias Económicas y Empresariales.Nos citamos cerca de su casa y allí conocimos a Leo, el perro de la familia, fuimos a Matalascañas, el lugar de verano desconexión para él y su familia. De allí a El Rocío.
¿Cómo se siente un chico de 13 años que llega a Almonte y no sabe casi español?
Al principio fue un poco duro, porque yo me había criado en Alemania y mi español era el idioma de estar por casa. Pronto me rodeé de un buen grupo de amigos y a esa edad te adaptas a todo. Tuve muchos problemas con nuestra r porque en alemán no se pronuncia.¿Es usted el padre de familia que saca al perro todas las mañanas?
Lo tenemos así establecido. A las 6 y cuarto, Leo sabe que sale conmigo a pasear y a hacer todo tipo de ejercicios. Lo he entrenado desde que era pequeñito y es un perro muy listo. Siempre procuro que se canse mentalmente, es muy bueno para él.¿Cómo llego Leo a casa?
Iba destinado a mi hijo menor, pero la verdad es que, ahora, estamos muy contentos con él. Lo curioso es que, a mi mujer, Almudena, le daban miedo los perros, pero lo ha integrado en la familia como si fuera uno más. Mis hijos se encargan de sacarlo a la calle el resto del día.¿Cuántos años lleva de rociero?
Desde siempre. Pertenezco a la Hermandad de Almonte y tenemos un día de camino con las carriolas. Mi familia y yo vivimos la romería de El Rocío para estar más cerca de la Virgen y compartir esos días de convivencia con nuestra familia y amigos. Aunque, a veces, coincide con el final de campaña, no me la suelo perder. Ahora ya llevo puesta la pulsera de El Rocío de 2026.¿Dónde pernocta?
Tenemos la suerte de contar con la casa de Ángel Blanco y su mujer, que es mi cuñada Pilar Faraco. Nos juntamos cuatro generaciones, a veces más de 40 personas entre familia, allegados y amigos. Son días muy bonitos. Llevamos 30 años yendo a la romería.Por cierto, cuénteme lo de la cruz que preside la espadaña de la ermita
La cruz de la ermita fue hecha por mi suegro, Genaro Faraco, que era herrero. Es una réplica de la cruz del barrio de Santa Cruz de Sevilla, que la hizo otro herrero almonteño, de ahí la similitud. Mi suegro se iba a Sevilla y sacaba los planos de la cruz a ojo con papel y lápiz. El resultado fue espectacular.Delante de la marisma de la ermita, Juan comienza a darme nombres de aves sin parar: garcillas bueyeras, moritos, patos reales, flamencos, zampullines…¿Por qué conoce tantos nombres de aves?
Porque a los 18 años, cuando se diseñó el Primer Plan de Desarrollo Sostenible del Entorno de Doñana, monté con unos amigos una empresa de educación medioambiental, que se llamaba Doñana Educa. Recibíamos la visita de escolares y hacíamos una importante labor educativa facilitando el conocimiento del parque a los alumnos. La compaginé con mis estudios en Sevilla y cuando no pude llevar las dos cosas a la vez, la tuve que dejar.¿Matalascañas tiene muchos significados para usted?
Me he pasado muchos años de jovencito trabajando en la hostelería de Matalacañas porque era casi la única persona que, por aquel entonces, hablaba alemán. También trabajé de socorrista. Mi padre estuvo en la oficina de turismo y hace unos años le rindieron homenaje. Hoy existe un rinconcito llamado el rincón de Alfonso Báñez.En la actualidad, pasamos unos tres meses allí, es nuestra segunda residencia. Para mí, llegar a la rotonda de Matalascañas significa desconexión absoluta. Almudena y yo paseamos muchas veces por las veredas junto a los pinos. Nos encantan las puestas de sol y la luz de esta tierra.¿No le ha dado por tener un barco?
Sí. Durante unos 15 años tuvimos una pequeña lancha de las que necesita un tractor para meterla en el agua. A mi mujer y a uno de mis hijos les gusta mucho la pesca. Después, la llevamos a Huelva y, al final, la vendimos.¿Hace algún tipo de deporte?
En la actualidad, no y practiqué muchos deportes. He jugado al fútbol, después al fútbol sala y también he jugado a baloncesto, a voleibol y he competido en natación, tengo el título de socorrista, que me vino bien para trabajar algunos veranos. Me gusta mucho el deporte y he estado muy vinculado a él durante muchos años. También tengo el título y he sido entrenador de fútbol y monitor de minibasket.Ahora mi mujer y yo, aunque no siempre, trabajamos con aparatos en casa. Me gusta hacerlo con ella, nos motivamos mutuamente.¿Qué suelen hacer juntos?
Me encanta estar con mi familia y amigos. Me gusta salir, pasear, estar en la calle con la gente. Soy una persona muy sociable, me gusta mucho disfrutar de mi entorno. También me encanta viajar. Además de por mi profesión, también me gusta hacerlo con mi familia y cada año viajamos a un lugar diferente. La semana que viene nos vamos a Irlanda, donde ahora está mi hijo.¿Cómo suele informase?
Leo digitalmente periódicos de tirada nacional y prensa deportiva. También me gusta escuchar podcast de economía y de psicología.