En formatos más pequeños, entorno a los 400 o 500 gramos, es hora del despegue de la patata en IV y V gama para los hogares, propuesta a la que habría que sumar un nuevo tubérculo, el boniato.
Se trata de soluciones perfectas para ahorrar tiempo en la cocina y comer de manera saludable.
La paradoja se da en que el consumo de patata en fresco decae, pero las nuevas propuestas en IV y V gama de patata aumentan.
Conservar la propia marca
Frente a esta expansión, el reto de los envasadores de patata se perfila un tanto difícil en lo que se refiere a mantener en los lineales su propia marca, sin ser canibalizados por las marcas del distribuidor.
La mayoría de los operadores nacionales de patata han hecho su debut en el mundo de las soluciones semipreparadas o preparadas, tal es el caso de Hijolusa, la vallisoletana Patatas Meléndez o las firmas valencianas Almacenes Lázaro y Patatas Aguilar.
La cooperativa alavesa Udapa, a través de Paturpat, es una de las que más despunta y es inminente su nueva remodelación de la nave de procesado donde hará fuertes inversiones para ampliar su capacidad bajo la insignia ‘Udapa fácil’ y en la que destacan sus patatas cocidas al vapor para tortilla, para guarnición con piel y sin piel, patata panadera, patata para guisos y tapas, patatas bravas y patata para ensaladilla con un mix de zanahoria y guisantes.
Otra de las insignias destacables es Princesa Amandine, tanto para IV como V gama, en la que destaca su patata monovarietal para microondas o las patatas en V gama a las hierbas provenzales. En este caso, la pérdida de identidad de marca no es posible.
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Además de las ya reseñadas, otras firmas que mantienen una fuerte presencia en el canal Horeca con patata fresca y pelada son la madrileña Ibérica de Patatas Selectas, la mallorquina Viuda de Antonio Serra y Gufresco.