Este volumen convierte a la temporada en la mejor de los últimos 15 años, solo superada por la de 2009-2010, que registró 290.000 toneladas. Los datos, facilitados por el Comité de Aguacates de Chile, superan las estimaciones iniciales del sector.
Factores clave del éxito
Este hito se ha logrado gracias a una combinación de factores favorables: condiciones climáticas propicias, una mayor tasa de cuajado del fruto y la aplicación de nuevas tecnologías y técnicas agrícolas. Además, la utilización de métodos de plantación y manejo en zonas no tradicionales para este cultivo ha permitido mantener la competitividad del sector, conservando una superficie plantada estable de unas 30.000 hectáreas a nivel nacional.
Exportaciones y consumo interno: un balance positivo
Del total cosechado, el 57 % (136.000 toneladas) se destinó a la exportación. Europa se consolidó como el principal destino, recibiendo el 57 % de los envíos (77.000 toneladas).
Le siguió Latinoamérica con un 25,1 % (34.000 toneladas), donde Argentina destacó con 29.000 toneladas. Asia representó el 8,6 % de las exportaciones, Norteamérica el 8,5 % y Oceanía el 0,8 %.
Una particularidad del sector chileno del aguacate es el elevado consumo interno: el 43 % de la producción se quedó en el mercado nacional. Esto refleja la fuerte preferencia de los chilenos por esta fruta, situando a Chile como el segundo mayor consumidor de aguacate Hass del mundo, con 8,6 kilos per cápita al año.
Impacto económico y sostenibilidad
Francisco Contardo-Sfeir, presidente ejecutivo del Comité de Aguacates de Chile, expresó su satisfacción con los resultados:
«Estos resultados son una excelente noticia para el sector y reflejan el impacto económico de nuestra industria, ya que el aguacate moviliza una cadena productiva diversa —con pequeños, medianos y grandes productores, exportadores, operadores logísticos y distribuidores— que en conjunto generan más de 700 millones de dólares al año», afirmó.
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Más allá del éxito económico, el sector ha mostrado un firme compromiso con la sostenibilidad. Contardo-Sfeir destacó la labor del Comité desde 2020 en el desarrollo de una hoja de ruta alineada con la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
«Nuestro objetivo es seguir fortaleciendo una producción responsable, centrada en las personas, las comunidades y el medioambiente», concluyó.