Los productores de albaricoque han echado el cierre a otra campaña decepcionante, más allá de que algunas variedades tempranas hayan salvado la situación gracias a una coyuntura ventajosa en los mercados. Pero no es el caso del búlida, que sigue encaminándose a la irrelevancia por la escasa demanda. En este contexto emerge el colectivo Incoal (Innovación para la Comercialización del Albaricoque), constituido por siete cooperativas y sociedades privadas, más otros seis empresarios agrícolas de diferentes municipios, que alzan la voz para pedir a la Administración regional la puesta en marcha de un plan que permita ordenar este cultivo, innovar con variedades más rentables y desarrollar una mayor promoción.
Este grupo, que incorpora también a varios jóvenes productores preocupados por el futuro de este cultivo -tan importante para la Región en el pasado-, está dispuesto a dar la batalla para revertir la situación, pese a que hasta ahora no les hayan hecho mucho caso cuando se han dirigido a la Consejería de Agricultura a pedir apoyo para su iniciativa, incluido el que se han quedado fuera de las ayudas del programa Leader con el que querían desarrollar acciones concretas para identificar los problemas del sector, buscar soluciones y centrar los objetivos.
En un informe remitido, precisamente, a este departamento autonómico, el pasado año, se advertía de «un gravísimo problema de producción que tiene desconcertados a los agricultores y que puede tener consecuencias trágicas», a la vez que se recordaba que «la variedad búlida entró en declive, por el envejecimiento de las plantaciones -aceleradas por la destrucción del virus de la Sharka-, la falta de aceptación comercial en fresco y la escasa rentabilidad en las producciones destinadas a la industria conservera». Además, «se está generando un ‘boom’ productivo sin orden ni concierto, que puede desembocar en una auténtica burbuja y en la ruina de miles de agricultores, si no se toman medidas».
De hecho, muchos agricultores han decidido ya arrancar el arbolado para buscar otras alternativas. Es el caso de Francisco Guirado, propietario de una explotación de búlida en Mula, quien sostiene que «todo esto ya se veía venir», e incide en que «el problema además es que no sabemos qué plantar que sea rentable».
Hasta 150.000 toneladas
En las últimas tres décadas la producción regional ha oscilado entre 60.000 y 150.000 toneladas, y como advierten desde Incoal siempre que «se ha llegado a los picos más altos de cosecha, ha aparecido el desastre económico para los productores y el conflicto con la industria conservera». Encima, por intereses, se introducen otras variedades que «no están suficientemente experimentadas, ni reúnen las condiciones cualitativas adecuadas para triunfar en los mercados y, lo más grave, no siempre se tiene en cuenta la adaptabilidad de la variedad a cada zona».
Eso sí, en los últimos años muchos viveros han hecho su agosto vendiendo royalties y plantas, con el importante incremento de las nuevas plantaciones, que luego no responden a las expectativas creadas.
Ante este panorama, es por lo que se hace un llamamiento a poner «un mínimo de orden en las variedades cultivadas», así como promocionar el consumo a nivel nacional e internacional de uno de los frutos de hueso más importantes del verano, con la creación de la marca identificativa ‘Albaricoques de Murcia’.
Igualmente, es absolutamente necesario mejorar las estructuras comerciales de los pequeños y medianos agricultores, creando empresas innovadoras, tanto en la producción como en la comercialización para no generar fracasos y frustraciones.
Fuente: La Verdad