Reino Unido, ¿cómo solucionar el problema de la inflación?

Puede haber muchas diferencias entre España y el Reino Unido, pero nos suelen afectar los mismos problemas, y por lo que parece, la clase política de ambos países coincide en que se ve más capaz que el propio sector para resolver los problemas a los que se tienen que enfrentar.
Miguel Flavián

Cuando escribo esto, parece que la inflación general modera su crecimiento, pero la inflación alimentaria sin embargo crece a más velocidad. Además, no se espera que se rebaje mucho en los próximos meses. Junto con la previsión de que los tipos de interés sigan subiendo, la presión sobre las rentas familiares es cada vez más elevada, y ante el desasosiego social, el gobierno se ve motivado a hacer algo. Ya tuvo la iniciativa de intervenir el precio de la energía para los hogares durante el año pasado, y ahora buscan soluciones con el mercado alimentario.

Los beneficios de las cadenas caen

En España, se habló de montar un supermercado público, que pagará precios justos, operará con márgenes mínimos, pero parece que la idea flotó un segundo en el ambiente, generó mucho debate y todo el mundo supo que era una entelequía. Aquí, por lo que parece, esa solución ni se ha planteado, pero sí que se lanzan mensajes de que alguien se está aprovechando de estos precios tan altos, y se culpa a los supermercados. Al igual que en España, los supermercados que han venido presentando resultados en estas últimas fechas coinciden en un dato: aunque vendan más, caen los beneficios, y es porque se están ajustando los márgenes. Muchos agentes de la cadena alimentaria están asumiendo parte del aumento de costes y en el caso de los supermercados, parece algo más fácil de gestionar por la gran cantidad de referencias que tienen y los grandes volúmenes que venden. Pero por si acaso se siembra la duda.

Para despejar suspicacias, y esto creo que es una buena iniciativa, la oficina que se encarga de velar por la competencia justa ha anunciado que realizará  una investigación sobre la cadena alimentaria para ver si hay algún tipo particular de empresas que se benefician y están inflando sus márgenes. Bastantes comentaristas se han tomado esta investigación como algo político más que efectivo. Seguramente el resultado de la investigación será que la cadena de suministro del gran consumo es muy eficiente y competitiva y no hay muchas oportunidades para inflar los precios. También notarán que el número de empresas alimentarias que están entrando en quiebra es más alto que nunca.

Y en este entorno, el gobierno también ha querido demostrar liderazgo convocando a Downing St a representantes de todos los eslabones de la cadena alimentaria para hablar del sector y sus retos, y de cómo el gobierno puede apoyar a las empresas. Lo que prometía ser un ejercicio de relaciones públicas (empezó con una barbacoa preparando bocadillos de salchichas en los jardines de la residencia del Primer Ministro) acabó con una serie de compromisos que la mayoría de agentes agradecieron.

Notablemente, ampliación del cupo de trabajadores temporales para los sectores agrícolas y ganaderos (que desde el Brexit sufren de falta de mano de obra), revisiones específicas de la producción hortícola y de huevos (fuertemente afectados por la subida de costes, y en los que muchas empresas están reduciendo actividad hasta niveles preocupantes para el país) y varias promesas de inversión en investigación y otros proyectos.

No hay soluciones a corto plazo, pero si el gobierno logra quedar bien, por lo menos ellos han conseguido su objetivo.

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