Desde que se iniciara la erupción del volcán en La Palma el 19 de septiembre de 2021 el sector platanero de la ‘isla bonita’ se ha visto afectado por las consecuencias de la destrucción de superficie cultivada. Consecuencias que se han visto reflejadas en la pauta de comercialización del plátano, que desde entonces ha sido atípico y cambiante.
José Mª Ruiz ha explicado a Fruit Today la situación por la que ha travesado el sector del plátano durante los dos últimos años: “durante el primer semestre de 2022 la comercialización transcurrió de manera inusual y sufrimos falta de fruta. La Palma, en verano, siempre produce un poco más que el resto de las islas, pero el año pasado no fue así. Sin embargo, a partir del otoño, se volvió a una normalidad que provocó un mercado de sobrantes y un acusado descenso de precios, que evidentemente generó un incremento de kilos de venta. El factor precio sigue siendo un elemento que el consumidor siempre tiene en cuenta.”
Este mercado de sobrantes afectó tanto al precio de los propios plátanos canarios como al de las bananas, y se vivió un invierno de precios bajos, que parece haber repuntado esta pasada primavera, cuando se ha comenzado a producir en algunas zonas de La Palma, tras la recuperación del suelo arrasado por el volcán.
La estabilidad de los precios se notó mucho en la banana, que mantuvo un precio asequible durante los primeros meses del año, aunque ahora su coste ha decaído y se encuentra muy por debajo del plátano. Aunque se espera un requilibrio de la situación, el directivo apunta que sigue existiendo “una falta de correlación entre el precio final de venta de la banana y el del plátano. “En estos momentos estamos comercializando menos plátano canario y las bananas se siguen vendiendo, porque mantienen un precio inferior.”
Respecto a la producción de plátanos este 2023, desde Plátanos Ruiz declaran que este año también será diferente ya que muchos agricultores palmeros han esperado a plantar hasta el mes de junio, momento en el que ya han tenido asegurada el agua. Esta fruta estará disponible a finales de agosto y septiembre, unos meses en los que tradicionalmente solía faltar producción.
Además del precio, otros factores como el calor afectan al consumo de plátanos durante el verano. “Se produce mucha merma en la venta final: “aunque nos compren 100 kilos, terminan vendiendo tan solo 70 y la fruta de hueso o las sandías son grandes competidoras porque apetecen mucho más,” asegura el ejecutivo.
Disminución de los maduradores profesionales
Otro de los problemas a los que se enfrenta el sector platanero de Canarias es la disminución de maduradores artesanales porque no existe relevo generacional. “Actualmente, los que proliferan son grandes empresas o multinacionales que venden banana como un producto más.”
Ruiz mantiene que “no solo el volcán trajo consecuencias en el sector, sino que el cambio de tendencias en el consumo provocado por la COVID-19 se sigue aun notando; advierte que la gran distribución ha copado el mercado en los últimos años y que, según las últimas estadísticas, la mayor parte de éste se encuentra en manos de las grandes empresas de distribución.”
La compañía catalana, lleva más de 60 años dedicada exclusivamente a la maduración del plátano. Su planta está ubicada en la zona de actividades complementarias (ZAC) y cuenta con 900 metros cuadrados y 12 cámaras que se pueden sincronizar a distintas temperaturas. Estos espacios están dotados con una tecnología de monitorización de última generación, tanto presencial como remota 24 horas durante los siete días de la semana. Sin embargo, el directivo remarca que “la tecnología es necesaria e imprescindible pero el papel de un profesional madurador con gran experiencia es insustituible.”
Su capacidad de maduración llega a los 9 millones de kilos al año, aunque solo un 10% del volumen comercializado se corresponde con banana sudamericana y el resto es plátano de origen canario, un plátano que por el origen volcánico de su tierra le confiere un sabor especial. Hay que señalar que Plátano de Canarias es el único plátano que ha logrado el reconocimiento europeo con Indicación Geográfica. Esta certificación asigna al plátano canario un valor añadido tangible que lo posiciona como un producto único.