Los fondos de inversión mantienen un inusitado interés por el sector citrícola, segmento del agro que más adquisiciones y fusiones ha registrado en los últimos años
Corría el verano de 2016, cuando se hizo público el primer gran movimiento dentro del sector: la firma Martinavarro pasó a formar parte del fondo Miura Private Equity, que sirvió de vehículo para crear Citri&Co, que con posterioridad incorporó en sus filas a Río Tinto, Perales y Ferrer y dos últimos operadores que nada tienen que ver con el mundo citrícola: Frutas Esther y la brasileña Famosa, especializada en melones. Por lo que respecta a las compañías citrícolas que integran Citri&co, su volumen suma 350.000 toneladas en cítricos.
Desde entonces, el sector ha sufrido una fuerte reorganización. En 2019, un nuevo fondo, Atitlan, dirigido por el yerno de Juan Roig, que ya contaba con experiencia en el mundo del olivar, compró Frutas Romu y un año después Frutas Guillem-Export. El volumen previsto comercialmente rondaba las 100.000 toneladas anuales. Por su parte, MCH, pactó con SanLucar Fruit la compra de la firma castellonense Antonio Llusar, compañía, que, por otra parte, ya mantenía acuerdos muy sólidos con SanLucar desde hacía años.
Uno de los grandes en el mundo citrícola, la firma valenciana Bollo International Fruits, fue adquirida por 150 millones de euros por los inversores de Pro A Capital.
Otro de los movimientos del sector estuvo protagonizado por GPF junto a Label Invesment, de Alexandre Pierron-Darbonne, ex de Planasa, que compró la compañía murciana Frugarva, uno de los principales productores de limones españoles y proveedor de Mercadona. La firma se integró en The Natural Fruit Company, una plataforma montada hace casi 2 años, cuando el fondo compró la empresa valenciana Fruxeresa y la murciana Frutas Naturales.
El más reciente de los acuerdos firmados, se hizo publico durante los días de la feria de Fruit Attraction 2021, en el que Antonio Llusar y Naranjas Torres, anunciaban la constitución de un nuevo grupo, especializado en producto premium y cuya comercialización rebasaría las 100.000 toneladas al año, con unas previsiones de facturación de entorno a los 130.000 millones de euros.
El mundo cooperativo había recogido el mismo guante cuatro años antes con la creación de Green Fruits, una cooperativa de segundo grado que amparaba a las cooperativas de menor tamaño como Coopcisa, Coopego y Novacitrus, todas ellas en la Comunidad Valenciana y pertenecientes a Anecoop. Al proyecto se ha unido más recientemente la cooperativa de La Ribera, Copal.