El futuro ‘eco’ de Coprohníjar

En un par de años el 20% de las frutas y hortalizas que comercialice la cooperativa almeriense serán ecológicas.

Ya fueron pioneros en producción integrada, cuando hace años decidieron llevar a cabo los primeros ensayos con esta herramienta de control de plagas, y ahora dan un paso más afianzando la producción ecológica. En la campaña 2016/17 contarán con 20 hectáreas (el 5% del total) bajo este sistema de cultivo, y en apenas dos años sumarán entre 80 y 100 hectáreas, el 20% de su extensión. De esta forma, Coprohníjar apuesta por la sostenibilidad y por dar respuesta a las tendencias que surgen en los mercados. El presidente, Juan Segura, adelanta que la mayor parte de la producción ‘eco’ corresponderá a tomate, su cultivo mayoritario (en la pasada campaña alcanzó los 35 millones de kilos en total) y el resto a sandía. “Vamos a cultivar 20 hectáreas de diferentes variedades de tomate ecológico, algunas de ellas en ciclo corto, que posteriormente sustituiremos por 10 de sandía”.

Los destinos prioritarios de los hortofrutícolas de Coprohníjar son Alemania, Reino Unido, Escandinavia y Holanda. El Reino Unido supone el 25% del total de su facturación en tomate, por ello tras el anuncio del Brexit surgió cierta inquietud debido a la inestabilidad de la libra. Para solventarlo, la empresa ha establecido el euro como moneda de pago en los numerosos programas comerciales que mantiene con Reino Unido. “Es una forma de tener una cierta tranquilidad”, explica Segura. De forma paralela, siguen buscando mercados alternativos para canalizar sus ventas en caso de eventuales problemas derivados de la escisión inglesa. Coprohníjar ya exploró esta vía hace un par de años, cuando el veto ruso le obligó a buscar un hueco para el 10% de su producción. Los países nórdicos y otros como Chequia y Bielorrusia, donde operan a través de Anecoop, son algunos de los destinos donde están ampliando su cuota comercial.

Junto al proyecto ‘eco’, la firma almeriense está trabajando en otra interesante línea que le permitirá diferenciarse: la producción de papaya. Para este ejercicio disponen de unos 4.000 m² de extensión, que empezaron a dar los primeros frutos en diciembre. “Estamos en fase de ensayos con Anecoop para ver la viabilidad real de este producto y hay bastante expectación, pero tiene sus inconvenientes, es complicado encontrar variedades que se adapten al terreno y tengan los grados Brix y el sabor ideales”. Esta fruta supone una alternativa a las hortalizas y frutas invernadas en la provincia, y ofrece una ventana comercial amplia que abarca 8 meses de producción.

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