Fabio Zoboli nació hace 48 años en Módena pero vive en la ciudad adriática de Cesena. Esta localización le permite disfrutar de sus hobbies, los deportes acuáticos: el surf ski, el piragüismo o el stand up paddel.
Mi entrevistado posee ese porte especial de los italianos. Ese algo que los convierte en hombres elegantes, con tan sólo un vaquero y una chaqueta. Eso sí, puro diseño italiano, Armani. Y camisa, como las de antaño, hecha a medida.
Desde siempre quiso viajar y a los 23 años empezó a dar vueltas por el mundo como comercial. Hoy conoce los 75 países de los que es responsable en su compañía, Infia, como director comercial. Y, por supuesto, sigue viajando, muy a menudo en Ryanair, con su tarjeta Platinum.
Aunque lo conozco hace muchos años, confieso que no me había dado cuenta de que es un hombre extremadamente atento y afable, pero sobre todo muy de estar por casa.
En España, decidimos vernos en la playa, pero el día elegido no fue el más adecuado para la práctica del SUP. El mar estaba embravecido y las olas hacían difícil el avance.
Veo que esto de los deportes acuáticos es todo un repertorio de nombres y especialidades con diferentes tablas.
Bueno sí. Hoy en día hay mucha evolución en los deportes acuáticos con tabla y es cierto que se combinan diferentes disciplinas en una sola y se vuelven a bautizar, como una nueva. Yo práctico cualquier cosa, soy como un pez en el agua, pero fundamentalmente hago stand up paddel (SUP), surf ski (un tipo de kayak para el mar) cuando el mar está tranquilo y me voy a lo lejos a relajarme.
Pero sé que en su día fue más terrenal y jugó al rugby.
Cierto. Cuando era más joven estuve en un club de rugby. Siempre me ha gustado el deporte y es algo que en nuestra familia vivimos con mucha asiduidad y que he inculcado a mis hijos.
Entonces tendrá unos fines de semana moviditos.
Por supuesto, los fines de semana están en función de las competiciones de mis hijos y lo disfrutamos muchísimo. Suelo tener hasta 2 partidos de baloncesto de mi hijo, que juega en dos divisiones y que el año pasado estaba en la Segunda División italiana y uno de mi hija, que juega en la sub 13 en voleibol.
He considerado fundamental inculcar el deporte a mis hijos, sobre todo entre los 8 y los 18 años, porque significa superación, sufrimiento, derrota, compañerismo, etc. Muchos valores que debemos transmitir.
Y, sobre todo, porque te aleja de comportamientos nocivos, y esto es un aspecto muy a tener en cuenta cuando eres padre de adolescentes.
Supongo que usted es consciente de que la imagen que proyecta es muy italiana. Me refiero a hombre guapo, con clase, bien vestido con marcas.
Bueno, supongo que sí, pero no es algo que priorice ni sobreestime. La moda forma parte de la cultura italiana. No existe una ciudad en Italia sin tiendas de marca o de diseño. Forma parte de la impronta italiana, no sólo en ropa, sino en coches, mobiliario, cualquier cosa. Es la sociedad en la que vivo, pero existen cosas más importantes que la propia imagen física que transmites. Quien desee verlo que lo vea y el que no, que se quede con el caparazón. La edad te hace libre para actuar, pensar, vestir…
Me han comentado que es usted un auténtico “cocinitas” pero que se defiende extremadamente mal en el karaoke.
El karaoke y yo estamos reñidos, pero en los fogones soy un as. Adoro la cocina, la búsqueda de ingredientes, el hacer nuevas recetas… Soy muy exigente con la calidad, busco productos naturales, utilizo aceite de oliva. Para mí la cocina es creatividad pura. Tengo un acuerdo con mi mujer: en vacaciones nunca vamos a un hotel, evidentemente porque yo me paso la vida en ellos. Entonces, alquilamos un apartamento y ella no entra en la cocina durante 15 días. Yo soy feliz cocinando para mi familia y si tengo cena de amigos, el chef soy yo.
Mi mujer en vez de decirme: “Ya no me quieres como antes, me dice ya no me cocinas como antes.” Je,je,je.
Entonces, ¿pasta fresca y vinagre balsámico de Módena?
Puedo cocinar cualquier cosa, no sólo pasta. Tengo un amplio repertorio que voy aumentando con mis viajes, si consigo los ingredientes. Eso sí, si hay que poner vinagre, y no porque yo haya nacido en Módena, el balsámico de mi ciudad es el mejor.
Yo le he oído hablar al menos en tres idiomas, pero no hizo Filología.
No, yo estudié Económicas en la Universidad de Módena, pero confieso que tengo una facilidad especial para aprender y expresarme en cualquier idioma. Es algo innato dentro de mí. Hablo italiano, español, francés, portugués, inglés y alemán. Los he aprendido de oído, viajando.
¿Cómo recabó en este sector?
Bueno, como muchas cosas de las que ocurren en la vida, por pura casualidad ya que no procedo de una familia vinculada al sector. A excepción de un año y pico, que trabajé en el sector de la cerámica, siempre he trabajado en el mundo de las frutas y hortalizas. Y sobre todo, siempre he estado viajando.
Y llegada cierta edad, y después de dormir en tantas camas de hoteles diferentes, no le apetece bajar un poco el ritmo.
No en absoluto, desde muy joven supe que no quería realizar un trabajo fijo de oficina, que quería viajar. Ahora, es casi una necesidad.
¿Cuántos vuelos puede coger al año?
Nunca los he contado, pero son muchísimos y por todo el mundo. Viajar por Europa es casi como estar en casa. Las distancias son cortas y sinceramente, a mi Rynair me ha hecho la vida muy fácil porque en Bolonia la compañía tiene una sede de operaciones muy importante. Si tuviera que cuantificar los aviones sería algo así como entre 60 y 80. Tengo la tarjeta Platinum de Ryanair.