“El kaki ha contribuido a la estabilización del cítrico”

El cultivo del kaki se ha convertido, en cierta manera, en el estabilizador de las producciones citrícolas de la comarca valenciana de la Ribera.

Así lo ve Virginio Esteve, gerente de la cooperativa de Algemesí. “Las sucesivas campañas en las que en las que el cítrico ha perdido su rentabilidad han sido el origen de la sustitución de cultivos, que han permitido que los agricultores no abandonen la tierra y además consigan mayor rentabilidad.”

“Gracias al kaki, el mercado se ha regulado y empezamos a encontrar el equilibrio en esta diversificación, en la que también debe incluirse la fruta de hueso,” explica el ejecutivo.

La entidad, que este año ha acabado la temporada con un volumen comercializado de kakis de siete millones de kilos, tiene previsto alcanzar los 25 ó 30 en 2020. Para ello, en 2017 reconvertirán una parte de los 52.000 m² de las actuales instalaciones, hoy dedicadas al cítrico, en un espacio para la confección de kaki.

En la cooperativa de Algemesí unos 3.000 agricultores se dedican al cultivo de cítricos, kaki y fruta de hueso. En los últimos años, unas 8.000 hanegadas, que anteriormente estaban dedicadas sólo al cítrico, han sido reemplazadas por el kaki.

Respecto a los resultados finales de este producto, Esteve remarca que “aunque los inicios de temporada fueron duros debido a la fuerte oferta, y en noviembre también hubieron algunos problemas, la campaña ha resultado correcta.”

Los cítricos. El equipo directivo de la cooperativa está inmerso en un plan estratégico, que comenzó en 2015 y acabará en 2019, año del 100 aniversario, en el que se pretenden dar por acabadas ciertas reformas, entre ellas, el logro de una mayor rentabilidad por metro cuadrado. “Nuestro objetivo pasa por cultivar sólo 22 variedades de cítricos frente a las 42 actuales, únicamente aquellas que funcionan mejor en nuestros campos: Valencias, Navelinas, Arrufatinas, etc. Queremos que la llegada del año 2020 signifique la ordenación óptima de nuestra producción, que pasa por unos 80-85 millones de kilos en cítricos, 30 en kaki, 3 de fruta dulce y 8.000 kilos de granadas.”

Acabada la primera parte de la campaña citrícola, en los que se ha alcanzado un volumen de casi 40 millones de kilos, estos meses pueden calificarse como “correctos”. “Los niveles de recogida de fruta tuvieron una merma del 25% respecto a las cantidades del año pasado, pero la calidad y la demanda de los mercados fueron acordes.”

Cuando acabe la temporada, el volumen global de la cooperativa se situará en torno a los 80 millones de kilos. “Me atrevo a pronosticar que será un año aceptable. Aunque no podamos hablar de precios óptimos como en la campaña de 2003, estará bien. Y marcará la diferencia con respecto al año pasado.”

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