Fruit Today euromagazine habló con Llorenç Frigola, quien hace un año asumió la presidencia de la IGP Poma de Girona
Frigola pone sobre la mesa el concepto de sostenibilidad y soberanía alimentaria.
Ya se conocen las previsiones catalanas de manzana y ahora sólo nos queda que oficialmente Prognosfruit nos aporte los datos europeos. En cualquier caso, ¿qué valoración hace usted del volumen de producto que tendremos?
A priori, conocemos que la cosecha europea arrojará unos datos bastante inferiores a la pasada temporada debido a las heladas de algunas zonas. Polonia sufre una reducción importante de cosecha y determinadas áreas de Italia y Francia también. Con esta coyuntura global, las perspectivas para la producción nacional son alentadoras. En Girona seguiremos aportando nuestro plus de calidad porque el verano está siendo favorable.
¿Se refiere usted a que puede haber menor presión en el mercado español en lo que se refiere a importaciones de manzanas?
Sí, efectivamente. Resulta claro que, si la oferta exterior es menor, el mercado español podrá respirar mejor. De hecho, ya se nota desde hace varias semanas a pesar de que siguen existiendo stocks de Golden
¿Qué ha hecho mal el sector para que 2 de cada 3 manzanas que hay en el lineal sean de fuera?
El Observatorio de Afrucat indica que una de cada 2 manzanas en supermercados es extranjera (principalmente de Italia y Francia). Independientemente de los condicionantes económicos en cada zona de producción que evidentemente juegan un papel importante, según mi parecer hay varios factores clave que explican la situación. Por un lado, la organización sectorial con una consolidación de la oferta mayor en estos países que en el nuestro. Por otra parte, la apuesta de muchos países europeos por el producto local desde hace ya tiempo, lo que redunda en una garantía de prioridad por parte del consumidor hacia las manzanas del propio país. Esta tendencia en España no se ha dado hasta la fecha o en cualquier caso no con la misma intensidad.
A un consumidor educado y preocupado por la sostenibilidad en su sentido más amplio (medioambiental, económica y social) le resulta sorprendente que sea más fácil encontrar una manzana extranjera que española.
Creo que estamos al principio de un ciclo en el que el concepto de soberanía alimentaria íntimamente ligado a las consideraciones de sostenibilidad empiezan a calar en la sociedad española. Por supuesto, esto ya sucede en los países de nuestro entorno: en Francia se habla incluso de soberanía económica, y en Inglaterra, hace muchos años que las grandes superficies valoran más el producto nacional que el de importación. Es algo tan sencillo como: comprar en tu país, gastar y consumir lo que tu país produce, y finalmente pagar los impuestos en tu país, si te quieres jubilar en él.
Nuestro transporte es mínimo en comparación con otras marcas de manzanas y otros productos de importación. Le recuerdo que el 25% del CO2 atmosférico, responsable del cambio climático, es debido al transporte. Los alimentos que pueden ser producidos localmente no deberían provenir de lugares a miles de kilómetros. Los compradores y consumidores finales cada vez más exigen a tiendas y supermercados explicaciones del origen, proximidad, compra directa al productor, cooperativa y transporte.
¿Cree que la manzana española está a la altura de las circunstancias en cuanto a variedades se refiere o necesitamos renovarnos?
Hace ya 15 años que el sector de manera conjunta organizó la asociación Fruit Futur con IRTA y PFR, donde se trabaja en la búsqueda de programas varietales propios y desde Mas Badia en variedades adaptadas a nuestro clima cálido y al nivel del mar.
Además, le puedo asegurar que tecnológicamente éste es un sector muy puntero y dispone de las últimas novedades en cuanto a conservación en atmosferas dinámicas. Y a nivel de campo se vienen realizando fuertes inversiones en protección con mallas, se adoptan los mejores sistemas de formación y poda, como el sistema en pared o se invierte en nuevas tecnologías de riego, como el proyecto GiroReg, que ya ha supuesto un 25% de ahorro en agua. Nuestro futuro pasa por una agricultura muy tecnificada con la misma superficie, que produzca más, pero reduciendo el impacto medioambiental. Estamos llevando a cabo lo que el mundo científico conoce como intensificación sostenible. Debemos ser capaces de reducir la huella hídrica y la huella de carbono.
Si somos capaces de tener en cuenta estos elementos, que son los que demanda la sociedad del futuro, en Poma de Girona ya contamos con la calidad gustativa y también con la seriedad comercial de las empresas adscritas a esta figura de calidad.