«Vivir corriendo”

Francisco Belmonte (Almería,1969) reconoce que durante dos décadas no ha sabido desconectar de su trabajo y que, a sus 48 años, este asunto le ha pasado factura.
Francisco Belmonte

Francisco Belmonte (Almería,1969) reconoce que durante dos décadas no ha sabido desconectar de su trabajo y que, a sus 48 años, este asunto le ha pasado factura. El stress continuado le ha provocado serios problemas en el estómago. Sus jornadas semanales suelen ser de 75 horas, pero ahora, por prescripción facultativa, ha adquirido nuevos patrones de comportamiento.

No toma café ni azúcar, que ha sustituido por té verde y miel. Come un solo plato, si puede ser nunca en un restaurante, sino en la cantina de la empresa, al tiempo que aprovecha para reunirse con alguien. Tampoco empieza el día sin hacer ejercicio (cuida especialmente su espalda) y ha aprendido a meditar. La seriedad con la que se ha tomado el tema es tal, que lleva las instrucciones del doctor en la guantera del coche.

Por cuestiones de agenda, nos fue difícil concertar una cita, pero finalmente conseguimos desayunar juntos; y él, especialista en comprimir el tiempo y realizar dos tareas a la vez, jugó al tenis mientras se sometía a nuestra sesión fotográfica.

¿Qué alarma saltó en su vida o en su salud para llevar a cabo un cambio tan radical?

He vivido un problema importante de inflamación de la zona gastrointestinal. El último año me he sometido a todo tipo de pruebas y hasta el momento, no han encontrado ninguna patología (toquemos madera). Los doctores han diagnosticado que la conexión neuronal que existe entre nuestro cerebro y nuestro estómago, con tanto stress de vida, altera drásticamente el equilibrio del aparato digestivo.

¿Cómo medita? ¿Conoce la práctica del mindfulness tan en boga?

Los doctores que vieron mi caso me han explicado que meditar significa desconectar la mente de la tarea continua que realizas. No soy el típico “yogui” y tengo mis propias fórmulas. Por la noche, antes de dormir, la última tarea del día es sacar todo del pensamiento y respirar con bienestar. Cuando no lo consigo por las buenas recurro a algún programa de televisión, el más surrealista que encuentro, a ser posible de humor para una buena desconexión.

No práctico el mindfulness como tal, para mí meditar es como un traje a medida que cada uno se hace a sí mismo.

En cualquier caso, su empresa es un caso de éxito y supongo que todo esto ha valido la pena.

Es cierto que estamos muy orgullosos del vertiginoso crecimiento de Biosabor, sobre todo porque lo hemos cimentado sobre una buena calidad en todos los sentidos. De producto, de sabor, de imagen, de respeto y de sostenibilidad. Estamos muy contentos pero, en ningún caso, por muy lejos que se llegue profesionalmente, es justificado el esfuerzo si se daña lo más preciado, LA SALUD.

Acaba de llegar de América, ¿los viajes siempre desestabilizan?

Sí, pero se pueden llevar las zapatillas de deporte en la maleta, comer lo mejor posible y meditar en la habitación del hotel.

¿Vivir a 300 metros del trabajo tampoco ayuda a la desconexión?

Yo pienso que sí. En un minuto estoy en la oficina y me permite apurar los descansos, cuando los hay.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?

El campo abierto, mucha bicicleta, mucho fútbol… también trabajo. Ayudaba mucho a mis padres que económicamente lo necesitaban. Era de familia muy humilde y debía cuidar de mis tres hermanos menores. No me aburría, se lo aseguro.

¿Pensó en algún momento dedicarse a otra profesión que no estuviera relacionada con el sector?

Realmente, es como si mi futuro hubiera estado dibujado por el entorno. Con mi edad, yo soy fruto del boom almeriense. Y aunque tuve alguna duda al volver del servicio militar, mi trayectoria estaba trazada porque a los 20 años me instalé como productor independiente gracias al R. Decreto de la Junta de Andalucía 808, de ayudas a la incorporación agraria.

¿No le atraía la idea de estudiar?

Aunque era muy buen estudiante, el desarrollo del sector almeriense, de enorme crecimiento en aquellos años, me arrastró hacia la producción y me alejó de las aulas. Mi licenciatura creo que la he obtenido sobradamente en estos casi 30 años de desarrollo profesional, cargado de esfuerzo y gran responsabilidad al frente de las cooperativas.

Creo que su mujer también está en la empresa. ¿Cómo se lleva esta situación?

Es una gran mujer, muy inteligente y excelente madre. Ha sido un importante apoyo para esta larga travesía. Llevamos 20 años trabajando juntos, que es como si fuesen 40 de matrimonio. Hemos sabido dejar los problemas en el terreno laboral y conseguido que no dañen en lo personal.

Me han dicho que no tiene secretaria.

No, nunca la he tenido. Creo que no tengo nivel para tener secretaria. (Es broma). Lo cierto es que todos me ayudan, se reparten las tareas según el tema que sea. Tengo un equipo maravilloso, mejor dicho, Biosabor tiene un equipo maravilloso, profesional implicado, cariñoso… estamos muy a gusto. Lo más importante de una empresa, sin lugar a duda, son las personas. Sin ellas no hay empresa, por muy listo y rico que sea el jefe, y no me refiero a mí, porque ni una cosa ni la otra.

¿Qué libro está leyendo en la actualidad?

Me ocupa mucho tiempo absorber toda la información que genera lo que estamos haciendo. Estoy informado de casi todo, desde la producción, recolección, empaquetado, comercialización… También intento conocer la actualidad sectorial y general, puesto que represento al sector en varios foros.

Lo cierto es que no me queda mucho tiempo para leer, pero siempre hay un libro cerca. El último que tengo a mano “Saber de vinos”. Me encanta… el vino.

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