Según señala The Guardian, la distribución inglesa se enfrenta a una escasez de determinados productos, principalmente pepino, lechuga, pimiento y tomate, así como brócoli y cítricos a consecuencia del frío sufrido en enero y febrero tanto en España como en Marruecos.
Los consumidores se han quejado de forma masiva en las redes sociales de la disminución de stocks, en particular de pepinos, pimientos y tomates. Algunos importadores achacan esta situación a una combinación de bajas temperaturas y tormentas en el Mediterráneo, junto con una reducción de cultivos plantados en invernaderos con calefacción, estos últimos, fundamentalmente en los Países Bajos.
Diversos importadores aseguran que están en el camino para cumplir con los contratos de sus principales clientes, pero se verán obligados a reducir las especificaciones de calidad o encontrar fuentes alternativas de suministro.
Lineales vacíos
Algunas voces subrayan que la disponibilidad de productos ha disminuido entre un 30% y un 40% en algunos cultivos. Los precios al por mayor también se han disparado, contribuyendo a la inflación. La cosecha de pimiento se ha reducido un 70% en España y la de pepino hasta un 50% en la provincia de Almería, según manifiesta el último informe del proveedor de catering Reynolds.
Los precios de mercado de los tomates son de dos a tres veces superiores a niveles normales, ha remarcado el jefe de Nationwide Produce, Tim O’Malley. “El mayor problema que tenemos ahora como industria no es la inflación, es la madre naturaleza”.
En esta época del año, Murcia produce aproximadamente el 80% de los productos de hoja que se venden en el Reino Unido, cuya producción local no suele comenzar hasta finales de marzo o abril. Italia, Marruecos y el norte de África se utilizan a menudo como alternativas, pero estas zonas también han tenido problemas de bajas temperaturas en las últimas semanas y los envíos desde Marruecos se han visto afectados recientemente por tormentas. “Todo el mundo tiene menos producción por unos motivos u otros”, indica Andy Weir de Reynolds.
Nigel Jenney, director ejecutivo del organismo comercial Fresh Produce Consortium del Reino Unido, señala que los problemas con el suministro se deben a «muchos factores», entre los que se encuentran la escasez de mano de obra y los altos costes de la energía, así como el clima.
Cafeterías, hospitales, residencias de ancianos y comercios independientes podrían estar entre los más afectados por la escasez, ya que se abastecen de mayoristas que podrían ser más vulnerables que los grandes supermercados a los cambios a corto plazo en la producción. A priori los problemas podrían durar varias semanas, hasta que comience la producción en el Reino Unido, pero Jenney señala que los invernaderos ingleses, que generalmente deberían estar plantando en esta época del año, afrontan unos «costes de producción terribles» como resultado de los aumentos en costes de mano de obra, fertilizantes y energía. Así las cosas, una de las posibilidades que se barajan es que algunos productores ingleses puedan frenar sus planes de cultivo.
Andrew Opie, director de alimentos y sostenibilidad del British Retail Consortium, que representa a los supermercados del Reino Unido, indica que “las difíciles condiciones climáticas en el sur de Europa y el norte de África han interrumpido la cosecha de algunas frutas y verduras, incluidos los tomates. Sin embargo, los supermercados son expertos en la gestión de los problemas de la cadena de suministro y están trabajando para garantizar que los clientes puedan acceder a una amplia gama de productos frescos”.