El mes de marzo de 2023 ya ha pasado a la historia como el segundo más cálido y más seco del siglo XXI en España, y el tercero más cálido desde que comenzaron los registros en 1961, según el último balance climático de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG– de Andalucía lo tiene claro: el expolio está servido. «La nueva PAC está enfocada a asfixiar a la agricultura social y profesional, que es la que además mantiene vivos nuestros pueblos, destrozando el tejido productivo y no dejando otra opción a los agricultores que el abandono de la actividad. Así, con esta maniobra especulativa, se favorece la llegada de multinacionales de distintas partes del mundo que se adueñan del agua y la tierra de Andalucía y del resto de España».
A este panorama desolador hay que sumar otra circunstancia que hunde los precios en origen: las importaciones sin control ni garantías sanitarias de terceros países. Tan sólo en 2022 se detectaron más de 600 alertas sanitarias de productos agroalimentarios importados con exceso de sustancias prohibidas perjudiciales para la salud.
Miguel López, secretario general de COAG Andalucía, no duda en lanzar un SOS y advertir de la gravedad de la situación del sector. En este sentido, afirma que “hasta aquí hemos llegado. Ya no podemos garantizar empleos, ni siquiera los nuestros, así como ya no tenemos más capacidad de endeudamiento -el sector requiere de altas inversiones y está híperhipotecado- y no podemos hacer frente a las deudas”.
Mermas en la producción e imposibilidad de sembrar
Respecto a los perjuicios de la sequía, el responsable de COAG Andalucía explica en que el sector agrario andaluz está sufriendo por la falta de agua, que ya se ha cargado la campaña de cereales, del girasol, que ha mermado las campañas del olivar, de los hortícolas para fresco, los cultivos forrajeros, lo que produce gran impacto para la ganadería, al igual que la falta de pastos, así como, por segundo año consecutivo, va a impedir que se siembre en el Guadalquivir, uno de los pilares de la industria agroalimentaria andaluza. “Ya no se salva ni el secano ni el regadío”, comenta.
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El panorama es desolador y, según señala Miguel López, el Gobierno está mirando para otro lado y de brazos cruzados mientras se muere un sector estratégico para Andalucía y para todo el país. “Ya sólo nos queda salir a la calle y pedir auxilio al Gobierno y a la Junta de Andalucía, que no termina de concretar medidas, así como el apoyo de todos los ciudadanos. Y es que está en juego nuestra soberanía alimentaria y la salud de todos”.
Expuesta la situación de crisis y la declaración de intenciones como respuesta a la misma, el responsable de COAG Andalucía ya está en contacto con los demás representantes del sector para iniciar, lo antes posible, un proceso de movilizaciones contundente en unidad de acción, que no va a parar hasta que se tomen las medidas necesarias para salvar a este sector estratégico.