CMR forma parte del núcleo de firmas que vivió el traslado desde el Borne a la actual unidad. Jordi Martí, director comercial nacional, explica qué significó este cambio.
CMR es una de las ‘firmas históricas’ de este mercado, y una de las pocas que vivó el cambio desde el mercado del Borne a este recinto hace 50 años. ¿Qué supuso este cambio?
CMR ya operaba en el Borne y, de hecho, mucho antes, ya que los orígenes de la empresa se remontan a 1879. En la actualidad la compañía está dirigida por la quinta generación.
El Mercado del Borne disponía de una oferta temporalizada y basada en producto nacional, en línea con una demanda uniforme que, bastante tenía con tener a su alcance productos hortofrutícolas como alimento base de su dieta. Actualmente, la oferta proviene de más de 40 países y está disponible durante la totalidad del año.
Por otra parte, tanto los transportes como los sistemas de almacenamiento se han modernizado y permiten tener un producto fresco, venga de donde venga, sin rotura de la cadena de frío y en perfectas condiciones para su venta.
¿En qué momento vio la necesidad o la demanda por parte de los clientes de iniciar su expansión como importador? ¿De qué década estamos hablando?
La primera importación que realizamos fue piña de Las Azores, allá por los años 60. Y a partir de la década de los 80 empezamos a trabajar a gran escala debido al avance en las instalaciones de conservación y la logística.
Por otra parte, aprovechando esa misma experiencia en la importación, hemos podido satisfacer la necesidad de los nuevos colectivos de inmigrantes acostumbrados al consumo de unos productos no habituales en nuestra alimentación.
¿Podía usted imaginar que algún día tendría comerciales de nacionalidades diversas?
La presencia de comerciales de diferentes nacionalidades en nuestras paradas, así como en nuestro equipo de exportación, tiene como objetivo cubrir las necesidades de otros destinos, ya que vivimos en un mercado global. Las comunidades foráneas que se han asentado en nuestra sociedad, han generado la posibilidad de enfocarse en sus características de consumo, ofreciéndoles un servicio que encaja con su cultura gastronómica.