Los espárragos conforman uno de los alimentos más queridos por los amantes del buen comer. Ya sean blancos o verdes, lo cierto es que los espárragos aportan un gran número de nutrientes de alto interés para la salud humana.
Pero, ¿qué diferencias hay entre espárragos blancos y verdes? ¿Alguna de estas variedades es más interesante para la salud que la otra? Lo analizamos a continuación en el artículo de hoy.
Ambos son ricos en nutrientes
De forma general, los espárragos destacan por su elevado contenido en agua que representa más del 92% del peso total en los espárragos. Por otro lado, también es de interés su bajo contenido calórico de 25 Kcal por cada 100 gramos de espárragos.
Otro de los nutrientes destacados en los espárragos es la fibra dietética, siendo 1,7 gramos el contenido de fibra dietética que aportan 100 gramos de espárragos. Por otro lado, los espárragos son ricos en muchos más nutrientes de interés como la vitamina C, el ácido fólico, calcio, fósforo y potasio. En 100 gramos de espárragos encontramos aproximadamente, 21,6 mg de vitamina C, 113 mg de ácido fólico o vitamina B9, 28 mg de calcio, 59 mg de fósforo y 207 mg de potasio.
Sin embargo, el consumo de espárragos esconde más ventajas adicionales para la salud. Otra de ellas es su bajo aporte en sodio, siendo 3 mg por cada 100 gramos la cantidad aportada. Por último, los espárragos son alimentos que no contienen grasas de ningún tipo dentro de su composición nutricional. No aportan ni grasas saturadas ni tampoco insaturadas, por su naturaleza vegetal.
¿Existe diferencia entre espárragos blancos y verdes?
Hay muchas dudas respecto a si los espárragos blancos y verdes son el mismo vegetal o no. Realmente, los espárragos cuentan con distintas variedades, pero generalmente es la especie Asparagus officinalis la predominante que vemos en referencia a los espárragos comestibles. En resumen, los espárragos blancos y verdes suelen pertenecer a la misma especie, pero se recolectan en fases diferentes de su producción.
Concretamente, el espárrago blanco es el tallo que ha crecido dentro de la tierra y todavía no ha brotado hacia el exterior, por lo que se considera un brote joven. Cuando este brote sale hacia fuera y se expone al Sol comienza un proceso de fotosíntesis donde se genera clorofila, y entonces se da lugar a las tonalidades verdes del espárrago que todos conocemos.
De forma general esta es la diferencia que existe entre un espárrago blanco y verde de consumo alimentario habitual, aunque por supuesto existen algunas especies silvestres que crecen de forma espontánea. Como decíamos, a nivel nutricional apenas hay diferencias entre ambos tipos de espárragos. Eso sí, en lo relativo al precio los espárragos blancos suelen tener un coste más elevado ya que su producción es más limitada y dificultosa al encontrarse enterrados bajo tierra. De ahí que podamos distinguir en los supermercados diferentes variedades de productos envasados a base de espárragos (tallos, yemas, según su calibre, etc.)