La fruta del dragón es uno de los productos que llama a la puerta para tirar del carro de la diversificación en el campo andaluz.
Los ensayos realizados con este fruto, también conocido como pitahaya o fruta del dragón, han demostrado su versatilidad para su implantación en un invernadero, aunque aún le quedan variables por resolver en el manejo de su cultivo, principalmente, en las tareas de polinización, pues debe realizarse de forma manual. Las investigaciones de esta planta de la familia de los cactus, cuyo fruto es muy suculento y nutritivo, con un gran contenido en vitamina C, se han llevado a cabo con técnicos de la Universidad de Almería, la Fundación Cajamar y el Ifapa.
Uno de los atractivos del cultivo de pitaya es su elevada cotización en el mercado debido a su exotismo y el escaso volumen ofertado, algo que tiene doble filo, pues la demanda es muy irregular, por lo que es fundamental llevar a cabo una buena comercialización, tal y como advierte Juan José Hueso, investigador de la Estación Experimental de Cajamar, y uno de los participantes principales en esta iniciativa.
Artículo relacionado: «La pitaya es un nicho con perspectivas de crecimiento»
Siguiendo los pasos de la pitaya, se prevén nuevos ensayos con frutas exóticas, según anuncia Julián Cuevas, catedrático de Fruticultura en el área de Producción Vegetal del Departamento de Agronomía, un histórico investigador de la UAL, llegado a Almería desde la Universidad de Córdoba, hace 25 años, y que lleva estudiando la pitaya desde 2014. Será el turno de la fruta de la pasión, el maracuyá y la granadilla, aunque aún no hay fechas concretas para su estudio en campo.
Nace la Sociedad Cooperativa Andaluza Pitayas de Andalucía
Para aunar esfuerzos e impulsar este cultivo, 26 agricultores procedentes de las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz, así como de Extremadura y del sur de Portugal, se han unido para constituir la Sociedad Cooperativa Andaluza Pitayas de Andalucía, impulsada desde la provincia de Huelva y que estará presidida por el onubense Alberto Garrocho.
Se trata de la primera cooperativa que trasciende las fronteras de una provincia, de una región e incluso de un país, que reunirá a productores que llevan años cultivando este fruto tropical aún desconocido en España, pero que tiene una gran aceptación en los mercados europeos y orientales.
Esta Sociedad Cooperativa Andaluza nace con los objetivos de seguir creciendo e impulsar este cultivo unificando y aumentando una oferta que crecerá a medida que crece la producción con los años, con el objetivo de alcanzar y cubrir la demanda creciente en diferentes mercados, entre los que destacan los europeos y otros de Oriente Medio, como Dubai.
Cada campaña son más los agricultores que han elegido este cultivo para diversificar sus productos y completar la actividad durante todo el año, por lo que destinan algunos metros a la pitaya, entendiendo que la zona del sur de la Península reúne las condiciones propicias para el desarrollo de un cultivo que se caracteriza por precisar escasa agua y mano de obra y una humedad similar a la que la de esta zona, con lo que este cultivo tropical se adapta perfectamente a nuestra climatología y nuestro suelo. Además, no necesita el uso de productos fitosanitarios, por lo que podría ser calificado como un cultivo de bajo impacto.
Este cactus perenne originario de América central y el Caribe se comenzó a cultivar en la provincia de Huelva hace unos cuatro años y actualmente se cultiva en unas 10 hectáreas concentradas, sobre todo, en municipios de la provincia como Lucena del Puerto, Almonte, Moguer, Palos de la Frontera, San Bartolomé de la Torre, Cartaya y Lepe.
Se trata de una fruta tropical que se cultiva entre los meses de junio y octubre, según la variedad y que, aunque precisa de poca mano de obra, sí necesita una dedicación para ser polinizado manualmente y podado de forma especial.
La innovación y la apuesta por nuevas variedades y cultivos ha caracterizado al sector de la fresa de la provincia de Huelva de las últimas décadas, que comenzó a diversificar este cultivo con otros berries como la frambuesa, el arándano y la mora y que en la actualidad también se caracteriza por apostar por otros frutos más desconocidos y exóticos, como, por ejemplo, el kiwi berry o la pitaya, como alternativa a los frutos rojos tradicionales.
Además de ser una fruta sabrosa, la pitaya también es reconocida como un súper alimento por sus propiedades saludables, con un bajo valor calórico, ya que apenas contienen hidratos de carbono, y con un elevado contenido de vitamina C, que favorece la absorción del hierro de los alimentos, la resistencia a las infecciones y tiene acción antioxidante.