Sin abandonar el mercado europeo, el kaki debe abordar destinos lejanos y evitar que las producciones que se esperan para los próximos años saturen el Viejo Contiente.
Fruit Today repasó con Vicente Masiá, presidente de la Asociación Nacional del Kaki, las principales premisas de una campaña recién iniciada.
¿Cómo llega el kaki este año?
Tal y como estaba previsto, la campaña de kaki crecerá en volúmenes, aunque es cierto, que en esta temporada habrá calibres más pequeños, pero hay suficiente fruta de calidad para abastecer a los mercados europeos. Nos situaremos en una producción que puede rebasar ligeramente las 300.000 toneladas.
¿Qué previsiones barajan desde la asociación para este año?
Es pronto para hacer un pronóstico global de la campaña. Sabemos que el crecimiento de cultivo es de un 25%, lo que significa alcanzar la cifra antes mencionada, pero todavía tenemos una gran recorrido y nuevos mercados por conquistar con un producto muy atractivo. Creo que lo más importante es la calidad de la fruta y asegurarnos de que llegue en las mejores condiciones a los lineales de los clientes. También debemos analizar el contexto europeo de las otras producciones que coinciden en el tiempo, como por ejemplo las de manzana, pera o cítricos. En este sentido, creo la que reducción de cosecha de fruta de pepita y el menor calibre que alcanzarán los cítricos serán parámetros que nos beneficien.
Calibre pequeño e incremento de producción ¿Esto condicionará la comercialización?
Contamos con suficiente volumen comercial para abastecer a los mercados de calidad europeos. Sigo siendo muy reiterativo, pero el sector debe buscar y abordar nuevos mercados, independientemente de cómo sean las cosechas. Las exportaciones a Europa son terreno conquistado, debemos ir más allá.
¿Sigue afectando el veto ruso al sector?
Directa o indirectamente estamos todos afectados porque Rusia compraba tanto un producto de mucha calidad como uno estándar. Mis cálculos indican que el veto ruso representa entre un 20% y un 30%, aunque los había que decían que esto no tenía importancia. No es así porque directamente a ese mercado exportábamos entre un 6% y un 8%, pero mucha mercancía que iba a otros mercados acababa en el ruso. Esta situación, a día de hoy es irreversible. Si algún día el mercado ruso se abriera sería de nuevo extraordinario para el kaki. No creo que debamos ser derrotistas: el veto fue una cuestión política y la política es imprevisible muchas veces.
¿Cuáles son las alternativas?
Por ejemplo, Asia y, más en concreto, el mercado chino. Ha resultado muy interesante que se haya abierto una línea para fruta de hueso. La particularidad es que China exporta a todo el mundo, pero es muy restrictiva con los protocolos de entrada en sus fronteras. Tampoco hay que olvidar que China es el primer productor de kaki, con más de 3.700.000 toneladas. Es decir, produce más kakis que nosotros cítricos. Pero hay una ventaja, no exportan, son consumidores, y por lo tanto conocen el producto.
¿Cuáles son las principales dificultades que afronta el sector productor este año?
Las plagas. La mosca blanca ha llegado con cierta virulencia. En este punto, tenemos necesidad de que la administración nos ayude para que los productos que utilicemos sean autorizados y evitar problemas a la hora de exportar.