La firma gallega Kiwanda Food, a través de la tecnología de radiofrecuencia hace frente a una de las mayores problemáticas del sector hortofrutícola.
Francisco Robredo, CEO de Kiwanda Food, nos comenta cómo este tipo de tecnología reduce costes y mermas, a la vez que ayuda a mejorar la calidad de los productos.
¿Podría explicar el nacimiento y evolución de Kiwanda Food?
Kiwanda Food (www.kiwandafood.com) surge al detectar una serie de problemas comunes en empresas de alimentación como son las mermas, la trazabilidad y la dificultad de realizar inventarios. Estos se solucionaban en otros sectores aplicando la tecnología de radiofrecuencia. Por lo que dimensionamos una solución que, con una inversión muy modesta, hace frente a estas problemáticas.
Nacimos en Galicia y ya tenemos una oficina en Murcia, desde la cual atendemos presencialmente a nuestros clientes de la zona sur.
¿Cuáles son las soluciones específicas para el sector hortofrutícola?
Hemos desarrollado una solución implantando la tecnología RFID. De esta manera, aportamos valor en 4 áreas:
- Control de inventarios: al utilizar etiquetas inteligentes en las cajas o palots se tiene un inventario fiable en tiempo real.
- Ready to eat: mediante el control de lotes de forma individual, se establece en las cámaras de maduración un sistema que permite enviar las frutas y verduras en su grado óptimo de maduración.
- Trazabilidad: Nuestro sistema permite la digitalización y automatización de procesos para que las búsquedas sean ágiles, sencillas y fiables.
- Calidad y productividad: la introducción de la tecnología RFID permite a la empresa posicionarse en los estándares más elevados de calidad y productividad, permitiendo ahorrar costes y ser más competitivos. Ello lo conseguimos gracias al control logístico, de producción, reducción de mermas y asegurar la calidad del producto.
¿Sus servicios se aplican en campo, almacén, retailer? ¿En todos?
Efectivamente, la aplicación de nuestra tecnología se aplica desde el campo hasta el cliente final. Al utilizar etiquetas inteligentes en los palots, en vez del código de barras, se pueden capturar datos en campo, asociando a cada palot fecha de recogida, campo y parcela, cuadrilla y condiciones ambientales. Si se registra esta información utilizando tecnología Blockchain, se garantiza la fiabilidad y sirve, además, para establecer las bases del contrato con el agricultor.
Cuando la materia prima entra en planta, se reconocen los contenedores automáticamente y se registran los datos de pesadas y calibrado, y se continúa con la trazabilidad a través de las cámaras de maduración. La necesidad de recursos para llevar a cabo esta trazabilidad es mínima, ya que todo es automático.
A la hora de realizar las expediciones, un operario recibe un pedido en preparación en la carretilla, que ya incorpora un lector RFID, que le indica automáticamente las ubicaciones del material que tiene que recoger, y lo valida. Se prepara el pedido en tiempo récord y se garantiza que lo que indica el albarán es lo que se ha cargado en el camión.
El retailer también puede aprovechar este trabajo previo. Por un lado, en cuanto a trazabilidad del producto que adquiere y, por otro, para automatizar la recepción de mercancías e inventario de producto. El sistema conoce las fechas de consumo preferente de toda la mercancía, por lo que se emiten alertas y recomendaciones automáticas que ayudan a reducir las mermas. Existen grandes cadenas, como Mercadona, que están llevando a cabo pilotos en esta línea.
¿Cómo es vuestro servicio posventa?
Una vez la solución queda implantada organizamos reuniones periódicas con los responsables de la empresa, para el análisis de las métricas de calidad y productividad, de cara a que puedan mejorar y ser más competitivos.
¿En qué medida ayudáis a reducir el desperdicio alimenticio?
En España se pierden cada año 1,7 millones de toneladas de alimentos a lo largo de la cadena de suministro. La mayor parte del problema se encuentra en el sector hortofrutícola, ya que casi la mitad de las frutas y verduras acaban en la basura.
El hecho de tener un inventario fiable en tiempo real permite saber el ciclo, la temperatura y la humedad por lote de forma individual. El simple hecho de saber lo que hay en el almacén hace que se evite el desperdicio alimentario. Y si se combina con un sistema de alertas activo que avisa cuando el producto está cerca de no ser apto para consumo, se reducen las mermas considerablemente
Está comprobado que en las empresas hortofrutícolas que aplican RFID, la reducción de merma puede llegar al 33%.