Diego Conesa, conocido como ‘El Ecológico’, aborda las principales problemáticas del sector en España
Diego Conesa es un conocido gurú de la alimentación ecológica y vegetariana, tanto es así que en el sector le llaman ‘El Ecológico’, o más cariñosamente ‘El Eco’. Fue una de las personas que trajo este tipo de productos a España, y su pasión por este estilo de vida le llevó a convertirse en uno de los mayores productores de hortofrutícolas ‘bio’ de Europa con su empresa, Cultivos Ecológicos AZOE SL.
La primera cuestión que lanza Conesa es: “¿La agricultura ecológica va a guardar respeto a la soberanía alimentaria o no? Este es el punto de partida”. Para el productor existen varios problemas de fondo, pero el principal es el exceso e ineficacia de la burocracia, en parte motivado porque no se cuenta con los productores a la hora de elaborar las normas de control. Esto provoca que no haya un control efectivo, y no se traslade la realidad de este sistema a la normativa. Un claro ejemplo de lo “obsoleto” de la legislación es el tema de las rotaciones. “Hoy no se puede hablar de este tema porque el agricultor está completamente condicionado por las demandas del mercado y por quien te compra.”. Otro “error” es el hecho de que en ecológico no existan 2º ni 3ª categorías que lo acerquen a sectores más desfavorecidos. “El cliente quiere un producto con la misma calidad y estética que el convencional. Cuesta mucho más conseguirlo y encima no se paga. No es realista querer un precio muy competitivo con un producto también muy competitivo”. Y todo ello en un contexto ambiental “muy degradado por los cultivos intensivos, como ocurre en la cuenca del Mediterráneo donde el empleo de químicos ha sido masivo durante décadas. Además, necesitamos disponer de agua de forma estable y que nos dejen hacer las cosas bien sin tanto papeleo”.
Otro tema que requiere atención es la “desconsideración” frente al agricultor por parte de toda la sociedad. La agricultura es la base de cualquier sistema social, pero en el mundo actual “al agricultor solo se acude cuando hay que reprenderle por algo”. Un ejemplo claro es la normativa GRASP, “con ella los mercados europeos pretenden que exista un control sobre el trato que los agricultores tienen con sus empleados”. Pero se aplica al agricultor de modo unidireccional. “No se exige que los clientes finales o los intermediarios también respondan de forma honesta hacia los productores y cumplan con los compromisos adquiridos”.
AZOE, en cifras
La firma murciana maneja 800 hectáreas de cultivos al aire libre distribuidas entre Cartagena, Alicante, Ciudad Real, Toledo, Baza y Mazarrón, algunas son propias y otras de agricultores asociados. Sus productos principales son brócoli y coliflor (6 millones de kg cada uno), calabacín de industria, melón y sandía (2 mill.), patata (2,5 mill.) y calabaza potimarrón y butternut (2 mill.).
En invierno vende el 100% de su producción a un único cliente, Fruveco, dedicada a la comercialización de productos congelados. En los meses de verano trabaja a través de intermediarios o de forma directa con los supermercados del Norte y centro de Europa para abastecerles de patatas, sandía, melón y calabazas.