La incertidumbre sobre las personas que trabajan en el campo siempre ha pesado en la campaña de fresa y en la situación actual de covid-19 se agudiza.
Mientras se suceden los trámites entre las distintas administraciones para que en la actual campaña haya las personas necesarias para trabajar en el campo, “hay agricultores tan preocupados que no pueden dormir. Es el único sector en el que uno de sus inputs más básico no está garantizado. Dependemos de muchos factores que no controlamos, y este año más”, explica Juan Báñez, director de Cuna de Platero.
“La única esperanza pasa porque posibles personas españolas o nacionalizadas quieran trabajar en el campo. La fresa requiere una cosecha continua y ya hemos visto otros años, como se quedaba fruta en el campo. Es una situación muy compleja y nuestro objetivo es seguir trabajando para poder mantener la economía local”.
En la actual campaña, la cooperativa moguereña mantendrá estable su producción en todas las categorías, con la excepción del arándano, ya que las plantaciones jóvenes van incrementando sus volúmenes”. Además, un nuevo producto, la pitahaya, se ha incorpora a su cartera.
Cupla, lo nuevo en arándanos
Aunque la entidad es licenciataria de las variedades líderes del sector, también desarrolla un programa propio de investigación y desarrollo que ha dado como resultado la variedad de arándanos Cupla (acrónimo de Cuna de Platero) que estrena su primer año comercial con unas previsiones que pueden alcanzar los 300.000 kilos.
Es para este producto donde están previstas las próximas inversiones en tecnología para mejorar los procesos de envasado. Como objetivo a más largo plazo, se tiene prevista la ampliación de la zona de la nave donde se envasa y etiqueta este fruto.
A nivel comercial la exportación sigue manteniendo un 80% de cuota y el mercado nacional el resto, con una ligera tendencia al alza. Esta tendencia del mercado interior cuenta con el factor servicio que aporta Cuna de Platero con su producción de fresas en Ávila, cuya disponibilidad transcurre desde junio hasta diciembre y le permite casi cerrar el ciclo anual.
El impacto económico de la COVID se hará patente en la cuenta de resultados de las empresas debido a las medidas de seguridad implementadas, tanto en el campo como en el almacén. “Este tipo de costes no se pueden rentabilizar, lo único que nos queda es aceptar la situación y pensar que, por otro lado, los gastos son también menores porque no vamos a ferias y hemos reducido eventos profesionales”.
Cuna de Platero fue la primera empresa de su sector en adherirse al Pacto Mundial de Naciones Unidas para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y dentro de este proyecto, destaca el uso de energía fotovoltaica, instalada el año pasado, así como un compromiso firme en la búsqueda de soluciones más sostenibles de envasado, “aunque de momento y a pesar de las pruebas piloto realizadas, todavía no hemos encontrado el material adecuado ya que una cuestión son nuestros deseos y otros la realidad técnica en el almacén”, remarca el directivo.