Su premio más famoso es el del supermercado del año, que esta vez ha recaído en Marks & Spencer por la transformación de sus tiendas. Se premian muchas otras categorías, y dos de ellas, que tienen que ver con cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, se han concedido a iniciativas relacionadas con las frutas y hortalizas.
Westfalia, aguacate y cosmética
El premio a la mejor iniciativa contra el desperdicio se lo ha llevado la empresa Westfalia, por su trabajo para aprovechar mejor los aguacates que produce. Buscando una forma de aprovechar los huesos de aguacate, el año pasado se unieron a la empresa de cosmética Dr Craft para desarrollar con ellos un producto exfoliante. Gracias a un proceso muy innovador se muelen los huesos de aguacate para producir partículas muy pequeñas, que tienen una capacidad exfoliante similar a otros productos abrasivos que se utilizan y no son tan respetuosos con el medio ambiente. La crema ya ha llegado al mercado, y se puede comprar en varias tiendas del Reino Unido desde el otoño pasado. La empresa ahora está trabajando en otro proyecto que consigue aprovechar los huesos y las pieles de los aguacates, con los que se obtiene un colorante.
Tesco y los fertilizantes
A Tesco le concedieron el premio a la mejor iniciativa de sostenibilidad en general por un programa para la aplicación en fincas agrícolas de varios tipos de fertilizantes con muy bajo impacto medioambiental. Esta iniciativa nace en el marco de la inestabilidad en la que vivimos y los problemas derivados de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Una de las consecuencias del aumento del coste de la energía fue que el precio de los fertilizantes llegó a subir hasta un 140%. El Reino Unido importa más de la mitad del fertilizante que usa, y Tesco ha querido usar su escala para hacer pruebas con unos productos que ayudarían a mitigar el problema. Los fertilizantes que utiliza se fabrican en el Reino Unido a partir de productos de desperdicio agrícolas, algas, gallinaza y otros productos de desecho. Tesco ha solicitado ayuda a varios de sus proveedores de frutas y hortalizas, y durante el 2023 ha conseguido que se realicen pruebas en 1.300 hectáreas de campos, y el año que viene se ampliarán a más de 4.000 hectáreas. En el primer año esperan que se reduzcan en un 20% las emisiones de gases con efecto invernadero, sin que aumente el coste para los agricultores, por lo que tras valorar el rendimiento de las cosechas que se obtenga, su aplicación a gran escala puede ser beneficiosa para el medio ambiente. Además, reduciría la dependencia de las importaciones de fertilizante.