La firma andaluza es, sin duda, el referente español en berries orgánicos. Situada en los aledaños del Parque de Doñana es un ejemplo de sostenibilidad ambiental y empleo social.
A punto de celebrar su 25 aniversario, Bionest se ha convertido en un ejemplo de gestión agrícola respetuosa con el medio ambiente. En este sentido, Juan Soltero, gerente de la empresa, señala que “dedicarse a la producción orgánica significa vivir de acuerdo a esta mentalidad en todos los aspectos que envuelven la actividad”.
Un ejemplo de esta mentalidad es la comedida utilización de todos los recursos naturales, así como la de los que proceden de la industria y son necesarios para el cultivo. “Nuestros plásticos blancos de las plantaciones se utilizan hasta 3 años, frente a 1, que es lo habitual,” matiza el directivo.
Un cultivo complejo. La complejidad de la fresa en producción ecológica es muy elevada y costosa, superior a la de otras frutas en las que la firma también cuenta con una dilatada experiencia.
Para la compañía, tal y como apunta Thomas Cera, director comercial, “el objetivo es poder ofrecer un producto con gusto, aunque para lograrlo tengamos que llevar a cabo numerosos y prolongados ensayos varietales.”
Bionest, al igual que el resto del sector, sigue creciendo en frambuesa y arándano y no descarta iniciarse en el cultivo de la mora cuando encuentre las variedades adecuadas tanto agronómicas como gustativas, de acuerdo a las altas exigencias que se autoimpone la propia empresa. “Creo que con las variedades adecuadas de mora, el consumo podría aumentar de manera notable pero, de momento, nosotros seguimos poniendo el acento tanto en frambuesa, como en arándano, sin descartar la fresa”.
Respecto a la controversia que existe sobre la asimilación de precios entre el cultivo convencional y el ecológico, Soltero explica que “podría ser el camino para popularizar el consumo del biológico pero, a día de hoy, por las dificultades que entraña en fresa resulta imposible, además de difícil, la producción es un 30% menor que en convencional.”
En esta popularización del producto orgánico, el directivo señala, que “la gran distribución ha jugado una importante labor a favor, popularizando el producto e introduciéndolo en los lineales, hecho que antes estaba en manos de tiendas especializadas en este tipo de productos.”
Las presentaciones. De acuerdo a su filosofía, Bionest aumenta cada temporada sus formatos en envases de cartón y de plástico biodegradable, con una impresión destacada en la tarrina que alude a la producción orgánica. “Resulta importante comunicar las bondades de un producto ecológico porque hay mucha gente que todavía no las conoce.”
Los cultivos tradicionales de Bionest fueron diversos, desde las hortalizas, cítricos y fruta de hueso hasta llegar a la especialización en fresa y pequeños berries. Aunque los primeros han menguado su producción a favor de la fresa, se mantienen y ayudan a la rotación de cultivos, tan importante para el sistema de producción orgánica.
Destinos. Uno de los destinos que crece día a día y demuestra un importante interés por el ecológico son los Emiratos Arabes tanto en fresa como frambuesa. Los envíos se realizan por avión y de forma diaria. “Al final, representan una cifra de ventas nada desdeñable.”, asegura Thomas Cera.
Sin embargo, aunque en el escenario comercial aparecen nuevos mercados, el grueso del consumo por habitante se encuentra en Suiza y Dinamarca, países en los que los consumidores poseen una gran conciencia ecológica. Además, la firma ha realizado ya pequeñas incursiones comerciales en Polonia o la República Checa.
Respecto al desarrollo del mercado español, desde la empresa se destaca la labor desarrollada por los supermercados en la introducción del producto, y aunque el consumo en España no tiene parangón con lo que sucede en otros países europeos parece que, en destinos urbanos como Madrid, algunas ciudades catalanas y el País Vasco, empieza a arraigar.