Analizamos la campaña y la principal tendencia que se está imponiendo, marcada por el color y las notas exóticas
A mediados de diciembre el CSO anunció el balance final de la campaña 2018 de kiwi italiano (segunda producción mundial tras la de China), con cifras que empeoraban las previsiones iniciales emitidas en septiembre. Si tras el verano se esperaban 373.475 toneladas de kiwi verde para el mercado de fresco, finalmente han sido 333.000 las recolectadas. Apenas un 1% más que en el desastroso 2017, lo que supone un descenso del 30% respecto a la media del periodo 2013/2016.
Fruit Today ya pudo constatarlo en una visita a las principales empresas del sector durante el pasado mes de noviembre, en la que los productores auguraban que los volúmenes serían un 10% menores de lo previsto. El motivo principal ha sido el clima, con fuertes rachas de viento y lluvias en Lazio y Latina que echaron por tierra frutos y aceleraron la maduración de buena parte de lo que quedó en los árboles. Además, en Emilia Romagna, donde se ha podido recuperar el calibre respecto al ejercicio pasado, los agricultores señalaban que el número de frutos recogidos ha sido bajo. A todo ello se añadió la presencia de moria y bacteriosis en varias zonas, una problemática que está llevando a muchos productores a arrancar plantaciones en regiones como el Veneto y a cultivar en otras del centro-sur del país.
La campaña italiana comenzó con retraso por las altas temperaturas y ya desde el inicio presentó problemas por la presencia de fruta del hemisferio sur, un origen que ha tenido gran protagonismo durante más semanas de lo habitual, si bien se espera que a partir de enero el escenario sea “más interesante”.
Respecto a otras zonas productoras europeas, en la convención anual de la International Kiwifruit Organization se señaló la estabilidad de Grecia, con volúmenes similares a los de 2017 (220.000 t) pero rendimientos más bajos, por lo que en esta campaña previsiblemente le faltará producto. Noticias que, sin embargo, no tranquilizan a los productores del Bel Paese, que miran de reojo a sus vecinos y principales competidores, conscientes de que “tiene zonas con buena calidad y los costes de producción son más bajos”.
También en España, el mayor consumidor de kiwi con casi 2,8 kg/año per cápita, penetra con fuerza la fruta griega por sus bajos precios, sobre todo al inicio de la temporada. Y es que, como manifiestan los productores italianos, “son más agresivos y como les falta capacidad frigorífica, durante las primeras 6 u 8 semanas venden mucho en mercados cercanos”. En nuestro país la principal productora es Galicia seguida de lejos de otras zonas del norte como Asturias, pero crece el interés por el cultivo en áreas como la Comunidad Valenciana, tanto por parte de empresas nacionales como extranjeras, donde el kiwi ya suma unas 150 h. Aquí los italianos hacen una advertencia: ojo a alguna empresa que corta fruta inmadura. Puede tirar por tierra la imagen del resto.
Con los escasos volúmenes de Francia y el descenso de Portugal se cierra un balance en el hemisferio norte (excluida China) donde la oferta bajará de las 732.000 t previstas por el descenso en Italia, no alcanzando el +9% esperado respecto al año pasado.
Un futuro ‘dorado’
Aunque el Hayward es el rey indiscutible del kiwi, el amarillo viene pisando fuerte. Tanto, que ya se afirma que “en los próximos tres años alcanzará un tercio de la producción total de kiwi y el crecimiento de la categoría vendrá de su mano”. Este año podría superar las 60.000 t en Italia e irá a más con la progresiva entrada en producción de fincas recientemente plantadas. Allí son muchos los que piensan que podría dar alcance “e incluso superar” al verde en unos años. Con un mercado muy diferente, controlado casi exclusivamente por consorcios o clubes (a excepción de la variedad Soreli descubierta por la Universidad de Udine actualmente libre y comercializada con distintas marcas), goza de buenas cotizaciones y capta el gusto de consumidores ávidos de productos diferentes y con sabores más dulces.
Cabe destacar también los esfuerzos para diversificar el segmento a través del kiwi de pulpa roja, de gusto exótico. Ya hay ejemplos en el mercado con volúmenes reducidos, pero los clubes siguen trabajando para encontrar ‘la’ variedad. Un material que funcione realmente bien no solo a nivel organoléptico sino también agronómico, ya que de momento es el kiwi más delicado por su susceptibilidad a enfermedades y corta vida útil.
Se trata de las tendencias más destacables, pero no las únicas. Ya se empiezan a ver plantaciones de kiwiberry (baby) en Italia (zona Piamonte) y España (Extremadura). Un producto aún más de nicho con el que se da una vuelta de tuerca añadida a la diversificación.