“Estábamos en segunda división por falta de coloración y dureza, pero vamos a sorprender”.
No se sabe si llegaremos a tiempo porque los costes productivos de los países que juegan en el tablero europeo pegan fuerte en mano de obra, pero algo se mueve en el mercado interior.
Se acaban de presentar las previsiones de manzana y pera en Cataluña y de lo que más se está hablando es de que existe una verdadera preocupación por el futuro de las producciones españolas, y no me refiero a la competencia de Italia o Francia, sino a la que, de hecho, ya representa el gigante polaco.
Lo positivo es que a priori parece que este año habrá una producción menor, pero tendremos que estar muy atentos porque Polonia juega con la gran ventaja de los costes de producción
Se sabe que en Polonia se está llevando a cabo una alta especialización tecnológica y varietal que nos puede afectar a todos los europeos gravemente.
Habrá que decidir a este respecto y definir un plan, pero en cualquier caso nosotros también contamos con nuestra estrategia de cambio. Tras una recesión muy importante, por la reconversión a hueso en el Bajo Segre y la zona de la Plana de Lleida, hemos optado por plantaciones jóvenes de manzana que intenten diferenciarse por la proximidad y la uniformidad, tanto en Lleida como en Girona bajo la IGP.
De manzana a hueso y de hueso a manzana, ¿por qué arrancaron hace una década?
En Lleida no arrancamos manzanas porque no se adaptaban sino porque nos dimos cuenta de que en el Bajo Segre la fruta de hueso se adapta muy bien, tenía mucho recorrido y era un negocio rentable.
Cuénteme algo más de este plan o estrategia a la que ha hecho referencia.
Desde hace tres años Cataluña mantiene un ritmo de crecimiento de entre 300 y 400 hectáreas anuales, que se distribuyen entorno a unas 250 en Lleida y 150 en Girona. En el Plà de Urgell se está llevando a cabo una reconversión lenta pero segura con clones y variedades que se adaptan a nuestra altitud, con Galas y Fujis que pueden aportar color, así como ciertas Goldens de mayor dureza y penetromía frente a las viejas variedades que teníamos.
Lo mismo sucede en zonas prepirenaicas, y contamos con el proyecto de Nufri en Soria en una importante altitud, que es una de las características que tiene nuestro competidor italiano.
Otro de los proyectos que funciona bien es la Crips Pink, que mantiene una excelente coloración gracias a la diferencia de temperatura entre el día y la noche. Todo sin olvidar el importantísimo proyecto de colaboración con Nueva Zelanda de Fruit Futur, el IRTA, Actel y la IGP Poma de Girona, que aportará variedades para manzanas adaptadas a zonas climáticas cálidas.
¿Cuándo veremos los resultados de esta reconversión?
Entre 5 y 10 años. Estoy seguro de que seremos más competitivos en Galas y en todas las inversiones que se realizan en altitud.
Pero no en mano de obra.
Por eso debemos competir con un producto de calidad y de proximidad, como ya se hace en otros países como Francia. Creo que debemos caminar por la senda de sensibilización territorial y que será una tendencia en auge.
Y la última, pregunta ¿Se podía haber previsto de alguna manera el problema de la falta de calibres en la fruta de hueso?
No existía alternativa, o recolectabas la fruta o la fruta maduraba. Los árboles habían sido bien aclarados y la fruta no cogía calibre.