“Nos hemos vuelto más patriotas con la patata”

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La patata nueva española cobra cada día mayor impulso en los lineales españoles, restando unas cuantas semanas a la procedente de Francia

El pistoletazo de salida de la patata nueva española suele darse a mediados de abril, aunque este año, debido a los diferentes episodios de lluvias, primero en Murcia y después en Sevilla, se paró de forma eventual, acumulando unos días de retraso.

Aun así, la calidad de la patata nueva está asegurada en ambas zonas productoras. La producción sevillana presenta unos rendimientos más escasos que el año anterior, lo que hará que la cosecha sea más corta en volúmenes, pero con un buen producto, fruto de una primavera bastante seca. La situación en Murcia es más benévola, con mayores rendimientos por hectárea debido a las lluvias.

Andalucía se ha resentido de los malos resultados de la campaña anterior y su superficie ha decrecido en torno a un 15%, donde las más afectadas han resultado ser las variedades para exportación. Sin embargo, las destinadas al mercado interior mantienen sus hectáreas tanto en Sevilla como Murcia.

La situación social provocada por la pandemia ha dado alas a un comportamiento en el que el consumidor valora más la calidad de la patata para consumir en el hogar, ya que las restricciones en bares y restaurantes siguen vigentes. En este sentido, Pepe Porcel, director de Distrisur, cree que “la pandemia nos ha dejado un buen regusto por cocinar en casa y nos hemos vuelto más exigentes en la compra de patata, apostando por una mayor calidad y, en este sentido, la patata nueva española aporta toda la frescura de un alimento recién cosechado”.

La realidad es que la gran distribución se ha dado cuenta de que un producto fresco en el lineal le da mejores beneficios, y cada año se asiste a un recorte de semanas en el suministro de producto francés. “Hace años los supermercados podían mantener producto de conservación francés hasta el mes de junio, pero hoy en día esto es impensable, y es más, la cartelería se hace buen eco de ello, porque el consumidor se direcciona hacia una patata de calidad. En un sentido figurado, se puede decir que “nos hemos vuelto más patriotas porque estamos empezando a valorar las producciones nacionales”, apunta el ejecutivo.

La exportación de Distrisur

La compañía andaluza tiene previsto comercializar unas 25.000 toneladas de patata, donde Alemania figura como el gran país comprador y con una clara preferencia por la variedad Agata. Otra de las variedades que gana terreno por su carne firme al cocer y su sabor agradable es la variedad Erika.

Respecto a las introducciones más novedosas hay que señalar Ranomi, una variedad bastante firme al cocer, que Distrisur ha comenzado a producir recientemente, y de la que se comercializarán unas 1.500 toneladas, aproximadamente unas 1.000 en Alemania y unas 500 en España.

Destaca también la variedad Adato, cuya producción se sitúa en Cartagena, un tubérculo que abre muchas expectativas debido a su buen rendimiento y su calidad culinaria.

En la actualidad, y tras el boom de consumo en los hogares que ha supuesto la pandemia, el mercado de la patata lavada pasa por un buen momento con unos precios que tienden a mantenerse en el tiempo debido a que la oferta no es excesiva. Por otro lado, respecto a la patata para industria, demanda y oferta se han adaptado en un escenario en el que parece que todo vuelve a encajar de nuevo.

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