El peso de la producción se va a repartir más entre sandía, hoja y hortícolas.
Pozo Sur se encuentra inmersa en un proceso de reestructuración. Aunque históricamente sus productos fuertes han sido la sandía (40% de su producción total) y la hoja (35%), la empresa pretende dar un cambio de rumbo en su estrategia, diversificando más la producción y dando un mayor protagonismo a las hortalizas (actualmente el 25% de su volumen) para repartir el peso de la actividad comercial. “Queremos tener el 30% de la ponderación en cada una de las líneas (sandía, hoja, hortícolas) para poder afrontar imprevistos y caídas de precio, y además en unos 8 años queremos ofrecer la opción ‘eco’ en todos los cultivos, alcanzando entre el 15-20% del volumen total”, nos adelanta el gerente, Juan López. El delicado momento que viven los cultivos al aire libre por la falta de agua en la región, unido a la positiva evolución de precios que han venido registrando hortalizas como el calabacín y el aumento de las compras ‘bio’ por parte del consumidor, son algunas de las claves que han motivado estos cambios. Cabe destacar que la compañía que lidera Juan López ha emprendido la senda del ecológico este mismo año con la calabaza, y ya desde el año que viene sumará la sandía en su versión eco.
Campaña de hoja
En 2016/17 el balance productivo de la empresa en el segmento de la hoja se cerró con 36 millones de piezas de iceberg y unos 12 millones de unidades entre todas las especialidades, y en este ejercicio “vamos a mantenernos en iceberg y creceremos en especialidades para atender la demanda creciente de más combinaciones de texturas, formas y colores”. La firma murciana dispone de 630 hectáreas para el cultivo de lechuga mini romana roja y verde, baby (también en ambas tonalidades), lollos y pak choi. En este último es donde más están notando un aumento de la demanda, ya que comenzaron a comercializarlo hace apenas tres años y su margen de crecimiento es mayor, situándose a un ritmo del +50% anual.
Competencia y producción, las claves
Aunque la zona en la que se ubica la firma, Águilas, hace ya 15 años empezó a afrontar el problema del agua con la puesta en marcha de desaladoras, la falta de precipitaciones y de voluntad política pone en riesgo las cosechas. “Somos un cero a la izquierda para las Administraciones, nos dicen que cambiemos el modelo productivo. Lo más lamentable es que ninguna industria deja de funcionar por falta de electricidad y nosotros nos vamos a tener que parar por falta de un recurso tan básico como el agua”. A juicio de López, el único mecanismo de presión es a través de la escasez de producto, lo que repercute directamente en el consumidor vía precio. “Faltando un 5% el incremento es del 100%. La competencia y la producción son las claves para hacer recular el mercado”.