Las firmas citrícolas exportadoras lo hacen bajo los parámetros de la precaución debido a la tensa situación internacional. Este es el caso de la castellonense García Ballester
Fruit Today euromagazine habló con Jorge García Monfort, director ejecutivo de la compañía, sobre éste y otros temas.
¿Cómo se manejan los mercados exteriores en una compañía eminentemente exportadora?
Creo que todas las empresas estamos intentando ser muy precavidos con terceros países. En nuestro caso, Canadá representa el principal mercado y ya manejamos datos en los que, no sólo nosotros, sino todo el sector, está enviando menos volúmenes. Las cargas están sufriendo retrasos de una semana como mínimo y en ocasiones se acumulan mercancías de varios buques. Los supermercados están aumentando los precios y existe la incertidumbre de la reacción del consumidor. Esta falta de seguridad pone en entredicho si debemos hacer grandes cargas que, además de haber cuatriplicado su precio, no garantizan una llegada exacta. Hay miedos con los programas porque si nos equivocamos en la previsión o falla la venta en las tiendas, nos puede salpicar a todos. Todo el proceso de venta a terceros países se ha vuelto muy vulnerable, pero un supermercado que se precie no se puede permitir no tener naranjas, aunque las cantidades sean menores.
En Europa, la situación es más estable. Ante todos estos problemas, es mejor vender en nuestro continente.
Y, además, está la vorágine de la subida de precios de la luz, los plásticos y el cartón.
La pelea es muy dura porque además de competir con el producto, nos enfrentamos a unos costes tanto en centrales como en campo que han subido en poco tiempo, como no habíamos visto nunca. Se está tratando de repercutir este incremento, pero es un proceso muy arduo. Y, en nuestro caso particular, nos consideramos casi antes agricultores que operadores comerciales. A través de la SAT Cítrics del Ebre trabajamos con muchos productores, a los que consideramos parte indispensable de la cadena y a los que, también debemos defender.
El baluarte principal de Garcia Ballester es la clementina, ¿cómo se encuentra el mercado en este segmento?
En líneas generales hay menos fruta que el año pasado. Resulta difícil valorar el aforo de un 10% menos, en cualquier caso, esta disminución va por zonas. En el norte de la Comunidad Valenciana y el sur de Cataluña la bajada productiva es más acusada que en las comarcas más centrales.
La variedad que nos hace mercado es la clemenules y todo indica que la falta de producto continuará durante toda la campaña. Algunos años su maduración se produce toda al mismo tiempo y nos encontramos ante una falsa sensación de abundancia. Este año no se da este caso, por lo que la llegada a los mercados se está produciendo de una manera ordenada y tenemos la oportunidad de defender los precios porque no hay problemas con el calibre ya que al tener menos fruta el árbol, la restante es más grande.
¿Cómo ve el futuro más inmediato para el sector?
Nos enfrentamos a un invierno caliente, cuya evolución final está por ver. En concreto, me refiero a la falta de suministros y a las dificultades logísticas. Creo que las complicaciones de transporte marítimo acabarán afectando al terrestre. Veo una coyuntura internacional muy inestable, con tiempos duros. Mi opinión es que los problemas que nos ha traído la globalización pueden acabar en una tendencia que se caracterizará por consumir producto más cercano.
Nuestra empresa, tutelada ya por cuatro generaciones, ha pasado muchas vicisitudes, incluida una guerra, pero los problemas actuales no tienen precedente y tendremos que afrontarlos sin ninguna experiencia previa.