Los destrozos provocados por las tormentas Eunice y Franklin en el norte de Europa se extienden a todos los sectores, además de la pérdida de vidas humanas.
Las alertas por inundaciones durante el fin de semana han sido una constante en algunas regiones europeas, mientras otras se iban recuperando de los vientos huracanados de la semana pasada.
Los invernaderos agrícolas, tanto de cristal como de plástico en Inglaterra y Países Bajos sufrieron fuertes destrozos en sus cubiertas. La horticultura de Amberes y Flandes occidental sufrió importantes roturas en sus cristales y en las cubiertas de plástico. Al fuerte viento se sumó una bajada brusca de temperaturas que han afectado a las producciones, aunque todavía es temprano para dar una valoración de las pérdidas. Por su fragilidad, también han resultado dañados los invernaderos en construcción.
Interpolis, firma holandesa de seguros recibió cerca de 1.100 reclamaciones agrícolas, de las cuales 375 correspondían al sector de la horticultura de invernadero.
Los túneles de fresas han resultado ser una de las producciones más afectadas. En muchos casos, estos saltaron por los aires por los vientos huracanados.
La tormenta Franklin penetró desde el Atlántico Norte la tarde del domingo mientras autoridades y voluntarios trataban de despejar caminos y restaurar la electricidad tras el impacto de Dudley y Eunice la semana pasada.
Tras el paso de Eunice por el país, la agencia ambiental inglesa emitió más de 300 avisos por inundaciones. La consultora PwC en Inglaterra prevé que las aseguradoras deberán hacer frente a pagos de entre 200 millones de libras (240 millones de euros) y 350 millones de libras (420 millones de euros) por los daños sufridos por hogares, comercios y viajeros.
Según los meteorólogos la situación ha sido causada por una corriente inusualmente intensa procedente del Atlántico Norte. Las tormentas han dejado a miles de personas sin electricidad, han inundado localidades, han arrancado techos y han llevado a las autoridades a evacuar a la población.
La actividad de este fenómeno climático, que comenzó en las Islas Británicas, se extendió después a Francia, Alemania y Países Bajos. Los vientos registrados variaron entre 140 km/hora y 200km/hora.
En Alemania, la tormenta más reciente fue menos severa que sus predecesoras inmediatas, pero también tumbó árboles, arrancó techos de casas y acabó con invernaderos, tanto de cristal como de materiales plásticos.
La compañía de seguros Aon estimó que los daños en Alemania ascienden a 1.600 millones de euros (1.800 millones de dólares). En Holanda, la asociación local de compañías de seguros calculó que, a raíz de las tres tormentas, los daños ascienden a por lo menos 500 millones de (567 millones de dólares).